Una de las varias asimetrías entre hombres y mujeres es la salarial. Así quedó demostrado en un informe del área de Trabajo y Producción del Centro de Estudios Metropolitanos (CEM) que analiza la brecha de género en el mercado de trabajo.
Las asimetrías estructurales siguen impidiendo que las brechas laborales se achiquen. Las mujeres presentan menor participación que los varones en el mercado de trabajo. Esta menor participación de las mujeres en el mercado laboral está dada por la desigual distribución de tareas al interior del hogar, es decir que, su mayor participación en tareas domésticas y de cuidado, bajo la forma de trabajo no remunerado, limita las posibilidades de las mujeres de insertarse en el mundo del trabajo. La tasa de actividad de las mujeres es del 40% mientras que la de los varones es del 54%.
Además, según el informe del área de Trabajo y Producción del Centro de Estudios Metropolitanos (CEM) que analiza la brecha de género en el mercado de trabajo en el tercer trimestre de 2021 -a partir de los microdatos publicados por el INDEC en febrero de 2022-, sólo el 17% de las ocupadas recibe un ingreso laboral superior a la Canasta Básica.
Si se focaliza en los ingresos según la actividad, el 46,3% de las mujeres ocupadas trabaja en Servicio doméstico, comercio o enseñanza, que se ubican debajo del promedio de ingresos del mercado laboral.
Por otro lado, el 28% de las mujeres ocupa cargos de mayor jerarquía dentro del mercado laboral. Esta desigualdad se relaciona con la segregación vertical del mercado de trabajo. También podemos relacionarlo con el mayor peso que tienen las tareas domésticas y de cuidado, que afectan el desarrollo de su carrera laboral.
Además, las mujeres muestran mayor tasa de informalidad que los varones (mujeres: 34%, varones 30%). Quienes se llevan la peor parte son las mujeres jóvenes (de hasta 30 años), entre ellas la tasa de informalidad llega al 53%.
Respecto a la brecha en ingresos, en promedio las mujeres ganan un 29% menos que los varones. Este dato también expresa otras diferencias entre varones y mujeres en el mercado de trabajo: las mujeres tienen menor tasa de actividad que los varones, trabajan menos horas y presentan alta participación en ramas con mayor precariedad y alta informalidad laboral, como el servicio doméstico.
El director del CEM y legislador porteño, Matías Barroetaveña, expresó: “Son necesarias políticas de largo plazo para romper con la feminización de algunos roles laborales provenientes de la lógica patriarcal como el cuidado y la educación pero también necesitamos políticas urgentes que disminuyan la brecha y mejoren las condiciones laborales”.
“Si bien los datos del 3° trimestre de 2021 son positivos ya que muestran que los niveles de ocupación de las mujeres logran, por primera vez, superar los niveles previos a la pandemia, las asimetrías estructurales impiden que el mayor dinamismo económico se traduzca en un achicamiento de la brecha entre varones y mujeres. Esto se observa claramente si tenemos en cuenta que una parte significativa del aumento de puestos de trabajo se da en el sector informal y en las categorías más precarias del cuentapropismo. Y qué más del 80% de las mujeres ocupadas tienen ingresos laborales que no alcanzan a cubrir la canasta básica total”, finalizó Mariana Sosa, investigadora del área de Trabajo y Producción.