La periodista especializada en judiciales Romina Manguel no se calló nada en la charla que mantuvo con Revista Quórum. “Que los jueces solamente hablen a través de sus fallos ya caducó, debieran abrirse más a la sociedad” y “El periodismo no puede utilizar la libertad de expresión como escudo para destruir vidas ajenas”, son algunas de las definiciones que dejó en el encuentro, pero hay muchas más. Pasen y lean.
¿Cómo fueron tus inicios como periodista? ¿Hubo algún momento en particular en el que te decidiste por seguir este camino o se fue dando de una manera natural?
En realidad en un principio soñaba con ser escritora. Mi tío Alberto Manguel es escritor y siempre me había gustado el vínculo con la literatura. Pero al mismo tiempo recuerdo que la idea de ser escritora me parecía complicada por todo lo que conlleva editar y publicar un libro. En este contexto el periodismo gráfico empezó a seducirme por su parentesco con la literatura. Empecé bien de abajo, cuando tenía 16 años, sirviendo café en un programa de Daniel Hadad y María Laura Santillán en radio América. Allí me enamoré de la radio. Dejé de ir a los boliches y de hacer la vida normal que hacen los adolescentes porque tenía que estar lista los sábados a las siete de la mañana para empezar a trabajar. Fue un largo camino y digamos que pasé por todo tipo de tareas. También soy una apasionada del derecho, de donde viene parte de mi familia. En algún punto podría decir que soy una abogada frustrada. Si bien me dedico mucho a la política, el periodismo judicial es el lugar donde hago pie y puedo cobijarme siempre para ver qué puedo escribir o qué cosa importante está pasando y que tal vez me esté perdiendo.
Luego de tantos años en la profesión, ¿Qué significa para vos el periodismo y cómo lo ves desarrollarse en la sociedad actual?
Amo ser periodista, amo el periodismo, aunque a la vez detesto el periodismo que estamos haciendo. Es algo que les pasa también a muchos colegas e inclusive, por ejemplo, a varios abogados conocidos; aman la profesión pero lo que están haciendo no tiene que ver tanto con sus virtudes técnicas y su formación profesional, sino más bien con la llegada que pueden tener a la puerta privada de algún juez. También hay mucha desinformación y engaño. En este sentido, yo tenía un profesor que hacía la siguiente comparación: “Si sos un agente inmobiliario y mostrás una casa, está perfecto que te enfoques en resaltarle a tu cliente las partes positivas de la propiedad, pero si hay un cuarto que es oscuro y tiene humedad, de ninguna manera se lo podés ocultar porque es parte de la casa”. En cuanto a la TV y la radio, veo mucho show, mucho “que salga lo que salga”. Hoy en día, para medir bien el rating pareciera que debés gritar como una desquiciada o decir barbaridades al aire o buscar la chicana. Este tipo de periodismo no es víctima de un sistema perverso de comunicación, sino cómplice, porque nadie te obliga a hacerlo. También sucede que todos opinan, pero se olvidan que primero, antes que la opinión, existen los hechos.
Este es el ABC del Periodismo que reivindico. Una sociedad democrática necesita medios mucho más sanos de los que tenemos hoy en día.
En la República tenemos tres poderes: el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial. ¿Considerás que los medios de comunicación son el cuarto poder?
Mirarnos así significa ponernos en un mismo nivel, lo que nos impediría hacer lo que tenemos que hacer, que es incomodar al resto de los Poderes y contar lo que ellos no cuentan. En todo caso debemos ser un contra-poder, inclusive los periodistas más allegados al establishment, al poder de turno y a los jueces. Esto si de verdad estamos hablando de periodismo y no de otra cosa. Por otra parte, al hablar de nuestro alcance, rescato la siguiente pregunta que leí hace poco de Julio Bazán: “¿Quién nos dio a nosotros la potestad de destruir vidas ajenas sin siquiera temer que alguien ponga la lupa sobre las nuestras?” Discutimos los fueros de los políticos pero después usamos la libertad de expresión como escudo para destruir vidas ajenas. Se le dedican a personas tapas en los medios y se repite las 24 horas información falsa que, por el solo hecho de repetirla constantemente, la gente termina dando por cierta. Y si el damnificado decide ir a la justicia y luego ésta falla a su favor, enseguida surge la desconfianza del “juez amigo”.
Todo está sospechado y así es imposible. En cuanto a la relación del periodismo con el resto de los poderes, te pongo un ejemplo; a veces me junto con un político ó un juez para que me informe más sobre tal o cuál asunto, pero luego cuando publico la nota, me llaman y me putean porque en la misma expongo también el contrapunto que obtuve por citar a fuentes “de la vereda de enfrente”. Es insólito. Yo me pregunto… ¿En qué momento firmé un contrato para ser tu vocera? Muchos me dicen “vos hablás con todos”, como algo malo. Obvio que hablo con todos porque se trata de obtener la mayor cantidad de información posible, y eso incomoda. Asimismo existe lo contrario, periodistas que llaman a jueces y fiscales para expresarles su malestar por sacar algún fallo en un día que al periodista no le conviene… ¡es ridículo! Las relaciones hoy en día son muy poco claras, habría que barajar y dar de nuevo.
¿Qué sensación te genera la Justicia en Argentina?
Depende de qué tipo de Justicia estemos hablando. Continuando con la autocrítica, creo que nosotros los periodistas especializados en temas judiciales tal vez hicimos algo mal: hacerle creer a la audiencia de que la “Justicia” es solamente Comodoro Py. ¿Cuántas notas vieron de lo que está pasando en los juzgados de Familia? Seguramente ninguna. Si yo propongo este tema para una nota, la respuesta es que no tendrá “clicks”, no va a medir, aunque sea una problemática que roza constantemente a muchísimas personas. Sólo parece importar lo que a los políticos les importa, que es lo que sucede en Comodoro Py, cuando en verdad las causas del 99% de la sociedad no recaen ahí. Es mentira que los políticos están preocupados por la Justicia. Lo que sucede es que se están matando por las vacantes allí disponibles, dado que, como se sabe, es ahí donde recaen las causas de los políticos más importantes de hoy en día. Por el contrario, hay muchos jueces de juzgados de familia que se matan laburando de una forma increíble y no se les da ningún tipo de cabida. Así como los periodistas no somos todos lo mismo, los jueces y los fiscales tampoco. Por eso si hablamos de corrupción, digamos puntualmente a qué espacio nos estamos refiriendo.
¿Creés que debe ampliarse la Corte Suprema de Justicia?
Sí claro. Nos merecemos una buena Corte. La verdad es que es raro pensar que todo se base en apenas tres integrantes. Sin embargo, no estoy segura de que sea ahora el momento de dar ese debate. En una coyuntura tan especial como esta, donde gran parte del país está sumido en la pobreza con índices de inflación tan elevados y hay una interna tan grande en la coalición gobernante, creo que hay otras urgencias. Hoy parecería que es un debate de contenido más académico que de otra cosa. Aún ni siquiera pudieron reemplazar a Elena Highton de Nolasco. Por otra parte no creo en la división de la Corte en Salas, me parece que atenta con lo que expresa la Constitución Nacional respecto a la Corte Suprema.
¿Qué opinión te merece que el Presidente de la Corte Suprema, Horacio Rosatti, haya asumido también como Presidente del Consejo de la Magistratura? ¿Y la posterior partición del bloque del Frente de Todos para designar su propio candidato?
Me cuesta ver las reales intenciones que tiene la Corte. El oficialismo sostiene convencido de que los movimientos tienen que ver con garantizar la impunidad de Mauricio Macri, mientras que la oposición dice lo mismo pero respecto de Cristina Fernández de Kirchner cuando designa su candidato para la Magistratura. Es una cosa de locos…
¿Crees que falta transparencia de parte de la Justicia para con la sociedad? ¿Los asuntos deberían ser más públicos?
Absolutamente. La comunicación de la Justicia debería ser mucho más pública. Las pocas veces que logré que los jueces hablen, hizo mucha diferencia. Podés estar a favor o en contra de lo que digan, pero al menos la gente puede enterarse y entender. “Hablar a través de los fallos” me parece que ya caducó; no podés mandar a la gente a leer 300 páginas, son muy pocos los que tienen las herramientas para descifrar eso. A mí me encanta cuando van a la tele o la radio y se abren de cara a la sociedad. Es realmente muy enriquecedor y debería ser natural que eso suceda. Es muy necesario que la gente los conozca más. Los concursos tampoco son del todo claros, hay algo ahí que tampoco termina de cerrar. Creo que todo está muy viciado. Es el país de la eterna sospecha… y con razón.
¿Qué mirada tenés de las mujeres en relación al Poder Judicial?
Hay algo en la actualidad de ser políticamente correcto en este asunto, pero si te ponés a observar la gran base sigue siendo de mujeres y a medida que vas ascendiendo en el escalafón cada vez van quedando menos. No veo una tendencia a un cambio en este sentido. Hace poco en un seminario judicial con hombres y mujeres alguien dijo: “Levanten la mano quienes están al tanto de las actividades extracurriculares de sus hijos”. Y las que levantaron la mano eran todas mujeres. Entonces, si una se pregunta por qué hay pocas mujeres que llegan a ocupar ciertos cargos, bueno, porque evidentemente se tienen que ocupar de lo que los hombres que no levantaron la mano no se ocupan. Es un tema complejo; aún estamos muy lejos de lograr alguna paridad en este ámbito.
¿En algún punto te pesa ser masiva o lo tomás con naturalidad?
Lo que me molesta son los ataques, es la parte que más ruido me hace. Mis amigos que más experiencia tienen en el medio me dicen “bancatela”, en el sentido de que yo elegí ser una comunicadora y llegar a la gente. O sea si mi laburo es público, ¿por qué no va a ser público también la devolución de la gente? Lo que pasa es que estamos viviendo momentos con niveles de agresión y violencia que, más allá de lo que digas, si te quieren salir a matar van a salir igual. Eso sí me pesa, me molesta, me duele, me enoja y lo padezco. Me gustaría hablar con cada uno de los que me confronta o me putea para aclarar o explicar cada punto de lo que expresé. A veces lo hago, me pongo los anteojos a las dos de la mañana y arranco a contestar. En este sentido la red social Twitter es lo peor, aunque al mismo tiempo se necesita porque es muy útil para trabajar.
¿Qué tres aspectos positivos debe tener tu grupo de trabajo profesional?
Disfrutar lo que hacen, porque sino es una queja constante. Yo trabajo con gente que a pesar de muchas situaciones desfavorables la pasan bien y son felices haciendo lo que hacen. También tienen que ser buena gente. Se pueden equivocar, como nos equivocamos todos, pero no son mala leche. Y me gusta muchísimo la gente rigurosa. Me gusta el que comparte esta premisa de “prefiero comerme una primicia que un sapo”. A esos los quiero siempre en mi equipo. Esto implica que tal vez algún otro medio nos “gane” con una noticia de último momento, pero nosotros estamos tranquilos que salimos con información segura y chequeada.
En este aspecto yo necesito estar 100% segura antes de dar una información importante; no te escribo un WhatsApp ni te mando un audio; ¡te llamo directo hasta que me atiendas!
Por otra parte, como dicen grandes periodistas como Lanata, Hadad, Sietecase: “Lo que a uno lo hace madurar y ser más libre es poder decidir con quien no querés trabajar”, aunque obviamente no todo el mundo puede darse ese lujo.
Hacés radio, gráfica y TV ¿Qué disfrutás más?
Todo me gusta. La gráfica me encanta, aunque pagan muy mal, ja. Pero ese momento donde tenés la posibilidad de releer la nota, editarla, darte cuenta qué tipo de artículo lograste, llamar, ver fuentes…. Ahora no fumo pero en su momento prender un cigarrillo, o tomar un café, encontrar esa frase que encaje perfecto… estar en un escritorio a las dos de la mañana cerrando una nota cuando todos ya se durmieron… es todo un plan que me encanta. A mí me toma mucho tiempo todo el armado. Y en esto veo algo bastante injusto: ¡te matás haciendo gráfica, después la radio saca la información de la gráfica, y luego la TV usa el contenido de la gráfica y de la radio, y los que más ganan terminan siendo los de la tv! La pirámide debería ser invertida en este caso.
¿Qué significó para vos Gerardo Rozín?
Todo. Hace poco leí un texto fabuloso de la psicoanalista Alexandra Kohan y en un fragmento dice: “Somos egoístas porque duelamos lo que dejamos de ser para el otro”. O sea, no voy a ser para nadie más lo que era para Gerardo. Tenía una relación diaria con él, no creo que haya pasado un día en 30 años que no haya hablado con él o pensado qué hubiese pensado Gerardo en tal situación. A mí me hace falta todos los días. El era un tipo que no tenía prejuicios, no había nada que le pudieras contar que lo espantara. Recomiendo a todos tener un amigo así. Es una pérdida enorme. Una de las cabezas más lúcidas del periodismo. Empezó militando en política pero se terminó corriendo, precisamente, por todo esto de lo que venimos hablando, sino creo que hubiese sido una de las mejores plumas del periodismo político. Eligió hacer otra cosa y lo hizo genial.
¿Qué te gusta hacer por fuera del trabajo?
Estar con mis hijas y mis amigos. Leer, ver series, ir a bares… Disfruto mucho estar en mi casa.
¿Te ves en algún proyecto en paralelo al Periodismo?
¡Sí, quiero recibirme de abogada! Quiero estudiar y seguir formándome.
¿Sos creyente?
Sí, súper. Siempre digo “uno propone y Dios dispone”. En general trato de respetar algunas tradiciones, sobre todo desde que mis hijas pasaron a un colegio con formación judía. La más chiquita está re copada.
¿Tenés tatuajes?
¡Sí, un montón!.