“Los problemas de los abogados se resuelven con más y mejor colegiación legal”

Ser la primera mujer en ocupar un lugar importante no es menor ni suele responder sólo a la necesidad de completar un cupo. La llegada de Guillermina Soria a la presidencia del Colegio de Abogados de San Isidro, el más grande de la provincia de Buenos Aires, fue producto de un trabajo gradual y sostenido. Durante una entrevista con Quórum, nos habló de los desafíos que tiene por delante no sólo para contribuir en el desarrollo profesional de los abogados sino también para colaborar con la mejora del servicio de justicia en la Provincia.  

¿Qué es la justicia para vos?
La justicia no es algo en sí mismo, es un concepto que se va adaptando también a lo largo del tiempo. Hay una parte en la ley que regula la colegiación legal, que habla de la ética de la justicia y me parece que tiene que ver con eso. Tiene que ver con establecer qué es lo que nosotros ponemos como fin supremo del equilibrio en la sociedad. Eso sería un poco lo que es para mí la justicia.

¿Por qué estudiaste Derecho?
Fue por decantación. No encontraba qué era lo que quería estudiar, tenía facilidad, no era algo que me resultaba complejo y en el momento de elegir una carrera me había orientado primero a lo que tenía que ver con las relaciones públicas o con algo más relativo a la lengua. Mientras estaba cursando los primeros meses de la carrera de Ciencias de la Comunicación, me encontré casualmente con una amiga y me dijo que se había anotado en Derecho. Decidí anotarme yo también, ella abandonó la primera materia y yo seguí.

¿Cómo es ser la primera mujer en presidir el Colegio de Abogados de San Isidro?
Fue un recorrido. Lo percibo y lo siento como un camino. Ingresé al colegio para colaborar con algo que tiene que ver con un mandato de los Colegios de Abogados, que es expandirnos por fuera de lo que es específicamente el litigio y de la colegiación, que es armar los equipos deportivos de mujeres que participaran de las jornadas deportivas. Así empecé y me quedé. Fui consejera suplente, después consejera titular, ocupé un cargo en la mesa directiva, fui prosecretaria cuatro años, fui vicepresidenta y acá estoy.

¿Cuáles son los principales desafíos que enfrenta el colegio en la actualidad?
El primer desafío pos pandemia es el cambio completo en la forma de ejercer la profesión de abogado. Hay un nuevo paradigma que estamos enfrentando en este momento. El advenimiento del expediente electrónico modificó la forma de ejercer la profesión. Durante más de un siglo los abogados iban a una mesa de entradas a consultar un expediente, a dejar un escrito para que te pongan un cargo, a verificar que ingrese el expediente y el juzgado lo despache. Hoy eso se modificó porque ya los abogados no tenemos necesidad de ir a los juzgados y eso nos lleva a un nuevo desafío que es encontrar una nueva liturgia en el modo de ejercer la profesión. Porque los abogados también teníamos una parte social que tenía que ver con encontrarnos en la mesa de entrada, que tenía que ver con ese café casi espontáneo que hacías con tu colega -sea un amigo o sea una contraparte- y de esa forma se resolvían muchas de las cuestiones para luego llegar a un acuerdo en tribunales. Esto hoy dejó de existir porque esos espacios de encuentro desaparecieron. Es ahí donde considero fundamental el trabajo de los colegios de abogados y es donde estoy haciendo mucho hincapié desde la gestión para encontrar esa nueva liturgia. 

¿Y cómo lo están haciendo?
Me arriesgaría a decir que el área académica del Colegio de Abogados de San Isidro es una de las más importantes del país. Por la oferta de cursos propios, de posgrados de la UBA y de otras universidades. Pero a la vez estamos haciendo hincapié en todo lo que son los encuentros sociales. Sin ir más lejos, el 9 de julio estuvo la Peña Folclórica en el colegio, donde asistieron 220 colegas a participar de esto que sale un poco de lo académico pero nos nuclea desde otro lugar. Son importantes también las jornadas deportivas, los entrenamientos de los abogados en 30 o más disciplinas en las que participan. Además estamos organizando jornadas de dirigentes para tratar de contagiar a las nuevas generaciones de abogados esta idea de lo que es la colegiación legal. Estoy convencida que los problemas de los abogados se resuelven con más y mejor colegiación legal, porque lo colectivo tiene una fuerza que te colabora en resolver un montón de conflictos. La pelea por las incumbencias, por ejemplo. Sucesiones notariales fue el caso del año pasado. Converger de manera colectiva en la defensa de las incumbencias para los abogados les brinda mucha más fuerza frente a la posibilidad de pelear de manera individual. Esa es la fuerza que tienen los colegios de abogados.

¿Tenés otra pasión?
Antiguamente practicaba deportes, hoy ya no tanto porque no tengo tiempo. Pero me apasiona la gestión de lo que tiene que ver con las jornadas deportivas y obtener este evento de la colegiación organizada -que es sin duda el más grande de Sudamérica- y que representa congregar 4000 abogados en el mes de noviembre en Mar del Plata para salir del litigio y la confrontación e ir a practicar fútbol, tenis, natación, truco. Los presidentes han delegado en mí su confianza para la organización de estas jornadas que son exitosas, divertidas y entretenidas. Como siempre decimos, con los colegas que conocés a través del deporte se establece otro vínculo. Ser abogado queda en segundo plano, son jornadas de camaradería.

Como mujer imagino que te encontraste con un montón de obstáculos, desafíos y/o barreras. ¿Cómo ves a la mujer en el derecho?
Tengo la suerte de haber tenido en el Colegio de Abogados de San Isidro a muchas mujeres precursoras. Muchas mujeres que habían recorrido buena parte del camino que yo tuve que recorrer después, entonces la senda estaba un poco trazada. En otros lugares eso no sucede tanto, pero puntualmente en el Colegio de Abogados de San Isidro sí. Al punto que desde hace ya varios años se había establecido una regla no escrita que tiene que ver con la paridad en las listas. Del mismo modo que cuando hay que designar conjueces abogados, la paridad está puesta en la cabeza de todos como una cuestión que no se debate, que es natural. Así que no me fue complejo por el hecho de ser mujer, si bien tengo los desafíos propios de ser mujer frente a una institución de estas características. La provincia de Buenos Aires se divide en 20 colegios departamentales y recién ahora somos cinco mujeres presidentas. 

¿Cómo promueve el Colegio la ética profesional entre sus miembros?
Todos los colegios profesionales tienen un órgano que es el Tribunal de Disciplina, que es en definitiva, el garante del control ético de la profesión y el que juzga a sus pares. Esos tribunales están conformados por colegas elegidos por el voto de los matriculados del colegio y es un órgano que resuelve de manera administrativa las cuestiones éticas que son sometidas a su análisis.

Además de ser presidenta del Colegio, ejercés la profesión. ¿Cuál es tu especialidad?
En el estudio hacemos un poco de todo. Ya tenemos algo así como 20 años en San Isidro y con mi socia ejercemos libremente la profesión. Termino mi rol de presidenta del Colegio, vuelvo a mi estudio y trabajo en doble turno, porque eso es lo que demanda. Por eso desde ese lugar creo que los abogados tenemos una obligación que tiene que ver con defender nuestra ley de honorarios, que es una norma dictada y trabajada por la colegiación. Presidentes que me precedieron a mí en el Colegio de Abogados de San Isidro y otros presidentes de la provincia de Buenos Aires lucharon para que se legislara respecto de los honorarios profesionales y hace cinco años se puso en vigencia la nueva ley. Es obligación de todos nosotros defenderla y de los jueces aplicarla. Donde encontramos una distorsión, hay que apelar y litigar en pos de la correcta aplicación de la ley de honorarios. Los abogados tenemos que cargarnos al hombro esa ley y defenderla.

¿Cómo prepara el Colegio a los abogados para los nuevos desafíos que implica el avance de la tecnología?
Hicimos el primer Congreso de Derecho y Tecnología, pero además se generó un posgrado en Derecho y Tecnología de la UBA que se brinda en el Colegio de Abogados de San Isidro, porque entre otras cosas el colegio es pionero en cuanto a la búsqueda sistemática de encontrar nuevos desafíos para el ejercicio profesional. Desarrollándonos, estudiando más y capacitándonos en áreas específicas se asegura de alguna manera la continuidad de la profesión y la expande hacia otras incumbencias que por ahí hoy no están tan exploradas.

¿Qué consideras esencial para mejorar el funcionamiento del sistema judicial en la provincia de Buenos Aires?
Primero que nada, completar las vacantes. Hoy tenemos un tercio del Poder Judicial de la provincia de Buenos Aires vacante. Como presidenta del Colegio de Abogados,  integro el Consejo de la Magistratura y estamos trabajando fuertemente para que puedan completar esos cargos. La pandemia vino a retrasar un poco las designaciones, pero ahí estamos trabajando a toda máquina para tratar de tomar todos los exámenes, que completen sus antecedentes, tomar las entrevistas y conformar las ternas para proponerle a los poderes políticos. Completar estas vacantes es clave para después poder hablar de los plazos de la justicia porque tengo que decirte que tribunales o juzgados integrados igual funcionan mal. 

Cuando decís que funcionan mal, ¿a qué te referís?
Resoluciones de poca calidad, retrasos injustificados en algunos casos. Algunos magistrados que no tienen una gran constricción al trabajo y que eso nos ha llevado a que en el Colegio de Abogados de San Isidro, puntualmente, tener puesta la mirada en esos juzgados que están por fuera de la media del standard de calidad en sus sentencias, en sus resoluciones intermedias, en sus sentencias interlocutorias, en los plazos. Te estoy hablando de seis meses para un despacho simple, no es que tienen unos días de atraso. No nos podemos olvidar que detrás del mal funcionamiento de un juzgado hay ciudadanos de la provincia de Buenos Aires que no ven satisfechos sus créditos, resuelto su juicio de cualquier tipo o se encuentran privados de libertad sin un juicio o están esperando una pericia durante años. Todo eso es inaceptable. Nosotros tenemos que buscar que en la provincia de Buenos Aires -al igual que en todo el país- mejore la calidad de la administración de justicia. Los jueces y los funcionarios esto lo deben asumir porque son parte de un poder del Estado. 

¿Cuál creés que es la magia que tiene el Colegio de San Isidro, qué lo destaca del resto?
Tiene mucha tradición pero bien entendida. Tradición no en esta cosa de quedar anquilosados en el pasado o en una cosa férrea, sino en la tradición de hacer las cosas bien, de ser consecuentes y respetuosos, de poner la mirada en la administración de justicia, de buscar levantar la calidad de los jueces, de procurar que quienes eventualmente lleguen a la terna sean personas dotadas de capacidades técnicas y jurídicas, pero también empáticas hacia la comunidad. Poner la vara alta. En algún momento algún presidente usó la idea de que somos el espejo en donde otros se quieren mirar y me parece que es una buena frase que define al Colegio.

¿Qué mensaje le darías a un estudiante o a un abogado recién recibido?
No me atrevería a dar un consejo en cuanto al ejercicio de la profesión pero sí recomiendo capacitarse cada vez más. La abogacía se ejerce pensando pero se forma estudiando también. Uno puede ver hacia dónde quiere ir, cuanto más se forma en alguna materia más herramientas tiene para defender una determinada incumbencia. Y, además, a los jóvenes abogados les diría que se acerquen a su colegio profesional, porque ahí van a encontrar colaboración, respuesta, ideas comunes. Siempre en lo colectivo me parece que está la solución. La colegiación te aporta, te ayuda, te colabora pero además te acompaña. Es un sostén permanente y cuando vos te metés en un colegio profesional, desde el lugar que sea, te sentís más acompañado, tenés esos intereses comunes con el otro que te ayudan en el ejercicio de la profesión. Los colegios profesionales colaboran y buscan un fin común y así es más fácil transitar la profesión.

¿Tuviste algún referente en tu carrera que te haya ayudado y marcado?
Dos. Quien me llevó a participar de las jornadas deportivas que hoy es presidente de la Caja de Previsión Social para Abogados de la Provincia, el doctor Daniel Burke, quien además es un futbolero fanático y un enfermo del deporte. Y después un ex presidente del Colegio. El único que fue presidente tres veces electo, el doctor Guillermo Sagues, que es el tipo con el que te sentás a hablar y te das cuenta de que hay que poner la vara más arriba. Porque su compromiso institucional, incluso hoy fuera de la dinámica del Colegio permanente, hace que uno recurra a él cuando tenemos que pensar en acusar a un magistrado por mal desempeño, cuando hay que repensar algo en cuanto a la ley de honorarios, etc. Él es ese referente que piensa la colegiación desde otro lado, de una manera más elevada. Son esas personas a las que uno puede recurrir para ver, basándose en esto de la tradición y en cómo avanzar con los nuevos desafíos.

Foto y video: Avanti!