Lucas Bello: “Para que la Justicia sea eficaz tiene que existir la independencia”

Con diez años de trayectoria en el Poder Judicial, este joven secretario de Cámara del Tribunal Oral Penal Económico está entregado a las nuevas técnicas de investigación para los delitos cometidos por el crimen organizado. Con un empuje y entusiasmo que contagian con solo escucharlo hablar, sabe que su trabajo debe centrarse en dar el mejor servicio de Justicia para la sociedad sin mirar para los costados. Con un libro recién publicado sobre estos temas que lo apasionan, conversó con Quórum sobre el presente del Poder Judicial y la importancia de pensar en la gente a la hora de trabajar.

¿Cómo fue tu recorrido dentro de la Justicia?

Arranqué mi carrera en un estudio jurídico haciendo procuración. Fueron aproximadamente dos años, hasta que conseguí mi primer trabajo en la Justicia, en Penal Tributario que después fue Penal Económico. Ingresé al Poder Judicial hace diez años, con Diego García Berro, que fue el primer juez que me contrató. Lo cierto es que fui pasando un poco por todos los cargos, lo que me sirvió para conocer bien de cerca el funcionamiento del trabajo judicial.

¿Cuáles son los principales cambios que notaste en estos diez años?

Los cambios dentro de la Justicia dependen de distintos factores. De los empleados y los funcionarios depende gran parte del funcionamiento y también la eficacia de la Justicia, porque en definitiva damos un servicio y estamos a disposición de la sociedad. Pero creo que el cambio más abrupto se dio a raíz de la pandemia que nos llevó a todos a tener que utilizar nuevas herramientas que hizo al trabajo más dinámico, más fluido y más fácil.

¿En qué casos puntualmente te parece que esto se hizo bien visible?

Te pongo la experiencia más simple, por lo menos en el Tribunal Oral. Antes para las audiencias tenías que reunir a todas las personas en la sala, había que llamar a las partes, ordenar a los testigos para que estén todos al mismo tiempo, coordinar la grabación, el ingreso de los custodios. Era parte del trabajo que llevaba su tiempo y a veces demoraba el inicio de las audiencias. O a veces no había salas disponibles para hacerlas.

Desde la pandemia nos enfrentamos a otra realidad: a una plataforma zoom donde las audiencias estaban disponibles a toda hora, donde la única acción era darle el link de acceso a todas las partes, establecer un horario y a esa hora estábamos todos. Los testigos esperaban desde sus casas e ingresaban a la sala virtual en su momento, mientras que la grabación dependía de nosotros.

Lo mismo con los internos, se evitan los engorrosos traslados desde el penal hasta el tribunal. Hay un montón de cosas que con estas herramientas se utilizan menos y todo se agiliza mucho.

¿Qué te pasa cuando escuchás tantas críticas sobre la lentitud de la Justicia?

Yo creo que la Justicia no tiene que perder nunca de vista que detrás de los papeles y los expedientes hay personas que necesitan de nosotros para resolver sus conflictos. Son personas que tienen la incertidumbre de un proceso penal que hasta puede acarrearles la pérdida de la libertad. Ellos requieren que la justicia sea rápida y efectiva. Somos un servicio que está en favor de la sociedad y de todas las personas que tienen un proceso penal en curso. Lo mejor que podemos hacer nosotros es estar abiertos a las críticas y seguir trabajando. La Justicia no se puede guiar por la opinión pública.

¿Te parece que la política intenta influenciar a la Justicia?

Yo trato de enfocarme en lo que es mi trabajo y estar ajeno a cualquier interés político que quiera inmiscuirse. Obviamente que en los medios de comunicación y otros espacios se hablan de estos temas, pero para que de verdad tengamos una Justicia eficaz tiene que existir la tan aclamada independencia judicial.

Publicaste “Investigación de empresas criminales”, tu primer libro, y sabemos que te tiene muy contento, ¿cómo fue esa experiencia?

El libro para mí fue un logro máximo y estoy 100% abocado a eso. Fue todo un proceso, tanto personal como académico. Hubo mucho de personal, pero en cuanto a lo académico siempre tuve interés por lo que es la delincuencia organizada. Obviamente una forma de cometer delitos no convencionales necesita una forma distinta de investigarlos. Así que empecé con las primeras publicaciones sobre el tema y me encontré con la pandemia y con el tiempo para poder proyectarme más. Al comienzo me topé con mis propios miedos, de no ser capaz de hacer el libro, que no esté a la altura de lo que pretendo.

¿Cómo ves hoy al país en relación al crimen organizado?

En política criminal desde hace tiempo que hay técnicas especiales de investigación, pero la forma de cometer delitos que implementó en un principio el narcotráfico se expandió a otros rubros. Hoy en día existen grandes organizaciones, con muchas personas, con división de funciones y Argentina no está exenta de esto. Hoy en día el caso más paradigmático es Rosario, pero son realidades que se expanden a lo ancho y a lo largo de todo el país, y la expansión de las técnicas especiales de investigación a todos los delitos recién se comenzó a implementar en 2016.

¿Hoy lo que más te preocupa a vos es Rosario?

Sí. En estos últimos tiempos se puso mucho el foco en lo que está pasando en Rosario, tanto que la Corte tomó el asunto, se involucró y hasta viajó hasta allá para hablar sobre el tema. Tiene que haber una decisión institucional de avanzar sobre la delincuencia organizada, pero a su vez es indispensable que los operadores judiciales y de seguridad tengan las herramientas adecuadas y las técnicas especiales para investigar delitos no convencionales.

¿Y cuáles son estas técnicas puntualmente?

La organización criminal siempre se maneja con un pacto de silencio y para quebrarlo aparece, por ejemplo, la figura del arrepentido, específicamente prevista para delitos complejos. Después están los agentes encubiertos y los agentes generadores: los primeros se infiltran en las organizaciones y obtienen la información para desbaratar al grupo criminal; el agente revelador -con identidad simulada- toma contacto con la organización, se interesa en algún producto o servicio y hasta puede contratarlos con el fin de revelar que la organización está operativa.

También existen modos de seguir la trazabilidad del delito e investigar la maniobra en todo su conjunto, y en distintos espacios, para poder determinar la responsabilidad de más personas en el hecho. Se necesita la posibilidad de tener testigos de identidad reservada, para evitar represalias. Éstas son algunas de las herramientas especiales que están diseñadas específicamente para combatir la delincuencia organizada.

¿Te parece que los funcionarios judiciales en Rosario hoy están protegidos?

La verdad es que desconozco el tema de la seguridad respecto a los jueces. Lo que sí te puedo decir es que, incluso los que brindan información en calidad de arrepentidos, o quienes son testigos, pueden luego sufrir represalias por parte del grupo criminal y ahí el Estado tiene que diseñar herramientas para que le den la protección que necesitan. Esto es algo que también se prevé a través de estos instrumentos especiales que son indispensables porque si uno se mantiene con la investigación tradicional no va a poder avanzar en la delincuencia organizada.

¿Alcanza solamente con el esfuerzo de la Justicia o hay que sumar también a las fuerzas de seguridad y de la política?

Cuando se llevan a cabo investigaciones de este tipo la Justicia siempre tiene que contar con un equipo interdisciplinario, con una red de apoyo de distintas especialidades que permitan analizar las maniobras en su conjunto: el aspecto financiero, contable, de comercio internacional e impositivos. A la hora de investigar, la Justicia va a requerir de la asistencia de las fuerzas de seguridad bien capacitadas para estos delitos y también de entidades como AFIP, UIF, Banco Central, etc.

¿Y cómo funcionan estos organismos?

Yo creo que todo depende de la coordinación y de la conformación del equipo de investigación. Porque quien esté a cargo de la investigación tiene que tener contactos con otros organismos y además pueda transmitir el plan de trabajo.

¿Cuán necesaria es una reforma del Código Penal?

Por suerte tuve la posibilidad de formar parte de la Comisión que trabajó en la última reforma como asesor del Ministerio de Seguridad. Encaramos esta tarea con Diego Richards y con Diego Seitún y yo creo que el trabajo de la Comisión fue muy bueno, el Código Penal actual tiene casi 100 años de vigencia y hay muchos aspectos que necesitan una actualización cómo así también el Código Procesal Penal.

También hacen falta actualizaciones para que haya más herramientas que conviertan a la Justicia en algo más eficaz y es eso lo que se busca con los procesos de reforma: dar un mejor servicio de Justicia.

Aunque creo que es indispensable una reforma, con las herramientas que tenemos el trabajo es viable, es posible. Es decir, no creo que haga falta una reforma para poder trabajar, pero sí para poder trabajar mejor y atender mejor las necesidades de la sociedad.

Vos además de ser parte de la nueva generación de funcionarios sos docente, ¿cómo ves a los alumnos que se están preparando para ser abogados?

Yo veo a los alumnos también como grandes maestros y el intercambio académico es muy bueno en un país que mantiene un nivel muy bueno de educación para los futuros abogados. Por otro lado, más allá de la calidad institucional y educativa, me parece que todo depende de cada uno, de la pasión, de las ganas, del compromiso y es eso lo que de verdad hace la diferencia y va más allá de la educación que uno recibe.

¿Y te parece que se cuelan ideologías dentro de los contenidos de las materias?

Mirá, somos todos abogados y nunca nos vamos a poner de acuerdo. Además, en la universidad se está en formación y es el mejor ámbito para discutir ideas y elegir cada uno su propio camino de pensamiento. Por mi parte, creo que hay que debatir cada opinión porque finalmente siempre es bienvenido el debate de pensamiento.

¿Cómo es un día tuyo fuera de Tribunales y del derecho?

Me gusta mucho hacer deporte, soy futbolero a muerte, hincha de River. Me gusta estar en familia, pasar el rato con amigos, con mi novia. Ella es colombiana y de hecho es alguien de quien aprendo mucho, ya que trabajó en barriadas humildes de Medellín en donde ocurrían delitos muy serios.

¿Cómo te imaginás de acá a veinte años?

En el rol que me toque y siempre intentando hacer lo mejor.

En tu libro hay una dedicatoria muy especial…

Yo soy muy agradecido a todas las personas que me ayudaron y acompañaron a llevar mi libro a cabo, pero hay una persona a quien no le pude dedicar el libro: mi abuelo. Por eso decidí que quede en todos los ejemplares una dedicación especial para él. Fue una persona que me ayudó, que me acompañó y que siempre me incentivó, pero que lamentablemente no pudimos debatir el contenido… será en otra vida.