EL CONFINAMIENTO; EL TOTALITARISMO CORPORATIVO FINANCIERO; EL PODER MONOPÓLICO DE LOS MEDIOS; LA LIBERACIÓN DE PRESOS; EL DERECHO PENAL; SUS INFLUENCIAS; PESOS Y CONTRAPESOS DE LOS TRES PODERES; EL VERDADERO ROL QUE DEBE TENER EL ESTADO. EN ESTAS PÁGINAS ZAFFARONI OPINA DE TODO. AÚN SABIENDO QUE SIEMPRE CORRE EL RIESGO DE EQUIVOCARSE, “PERO SE COMPENSA CON EL SAGRADO DERECHO A RECTIFICARSE, ASÍ ES LA CIENCIA”, ACLARA. PARA ÉL, SIEMPRE SE APRENDE Y SE VAN REAFIRMANDO IDEAS, CAMBIANDO OTRAS. “EL DÍA QUE UNO DEJA DE APRENDER Y DE RECTIFICARSE ES PORQUE ESTÁ ACABADO Y MEJOR RETIRARSE”. NO LE TIEMBLA EL PULSO AL DECIR QUE EL MUNDO VIVE HOY BAJO LA AMENAZA DEL “ORGANICED CRIME” MÁS PODEROSO Y SOFISTICADO DEL PLANETA: “EL TOTALITARISMO FINANCIERO QUE SE RECUBRE CON LA MÁSCARA DE UNA IDEOLOGÍA SIMPLISTA QUE SE AUTODENOMINA “NEOLIBERALISMO”, SIN SER NI “NEO” NI “LIBERAL”, REMARCA. ADEMÁS, SUS OTRAS PASIONES: LA FILOSOFÍA, LA SOCIOLOGÍA Y LA HISTORIA, QUE BIEN SE PERCIBEN EN ESTAS PÁGINAS. SU DEUDA PENDIENTE, LA ECONOMÍA. LA IMPORTANCIA DE INSTITUCIONES COMO LA UNIVERSIDAD PÚBLICA, ALGO CON LO QUE “EL RÉGIMEN DE MACRI” NO PUDO. UNA CHARLA SIN DESPERDICIO, PARA LOS DE ÉSTE Y AQUEL LADO DE LA GRIETA.
¿Cómo atraviesa personalmente este momento tan crítico a nivel mundial que desató una pandemia no sólo epidemiológica sino también una ebullición de la sociedad en su totalidad?
En lo personal lo tomo como un alto en el camino, no lo paso tan mal, tengo una biblioteca, me ayudan. No puedo decir que esté contento, pero pienso que hay cosas peores que un “arresto domiciliario” hasta la vacuna. Lo aprovecho para hacer algunas cosas que tenía pendientes, terminamos con una colaboradora un librito sobre prevaricato y ahora tenemos en prensa otro sobre emoción violenta. Pero en cuanto a nuestra sociedad, es claro que estoy preocupado. Es comprensible que muchas personas tienen que trabajar, no pueden dejar de hacerlo indefinidamente, no sólo quienes ejercen trabajo informal, también otros, pequeños comerciantes, pymes, la situación se les hace insostenible. En ese sentido, el problema es grave y representa una encrucijada, pero las pocas veces que salgo por necesidad veo que la gente usa los barbijos, es un buen signo. En cuanto a nuestras contradicciones de siempre, veo resurgir el “gorilismo” más despiadado, igual que en el 55, con todo su odio, pero ahora incluso más descaradamente, jugando a la política en el más puro sentido de Carl Schmitt, o sea, como el arte de elegir al enemigo, irreductible, al que hay que destruir, con el que no se puede tolerar, negociar ni convivir, el concepto schmittiano puro de la política, el cultivo del odio sobre la idea de “amigo-enemigo”. Recomiendo leer con atención “El concepto de lo político” de Schmitt. No cuesta nada, está subido, basta tipear en la computadora. No es largo ni de difícil lectura. Quien quiera entender qué hacen hoy los enemigos de nuestra democracia no tiene más que leerlo para darse cuenta de dónde viene su táctica. Schmitt fue un perverso muy peligroso, porque era inteligente, al punto que hoy sigue siendo librito de cabecera de muchos, aunque no lo citan, obviamente.
EL MUNDO VIVE HOY BAJO LA AMENAZA DEL “ORGANICED CRIME” MÁS PODEROSO Y SOFISTICADO DEL PLANETA: “EL TOTALITARISMO FINANCIERO QUE SE RECUBRE CON LA MÁSCARA DE UNA IDEOLOGÍA SIMPLISTA QUE SE AUTODENOMINA “NEOLIBERALISMO”, SIN SER NI “NEO” NI “LIBERAL”
Respecto al tema que fue trascendental sobre la liberación de presos durante la pandemia, ¿Cómo se puede lograr en Argentina erradicar el sistema de cárceles superpobladas y estigmatizantes por métodos más productivos y recontructivos de personas que cargan con antecedentes penales? ¿Tan dificil es pensar que las personas detenidas puedan aportar en la medida de sus capacidades y condiciones, valor agregado a la sociedad? Como sucede en muchos lugares del mundo. ¿Cuál es el motivo de fondo por el cuál la Argentina no puede dar el salto en ese sentido?
Es sumamente fácil: se regula estrictamente la prisión preventiva, se la reduce conforme al principio de legalidad, se abandona eso del “riesgo procesal” que la deja librada a la arbitrariedad judicial. De ese modo reducimos el casi 50% de presos sin condena que tenemos en la región. La otra medida es legislar los “cupos”, o sea, cada país, conforme al número de celdas tiene el número de presos. Tantas celdas tengo, tantos presos puedo tener, las puedo exceder sólo en el 10%, no más. Con esas dos medidas acabamos con la superpoblación carcelaria. Los “patibularios”, es decir, homicidas, violadores, como no pasan del 20%, siempre quedarán adentro. Los latinoamericanos no podemos hacer esto porque estamos colonizados, nos quieren imponer una sociedad con el 30% de incluidos y el 70% de excluidos y, por ende, hay que contener a los excluidos. Para eso, tenemos una masa flotante de ladroncitos presos por un rato, los sometemos a las peores humillaciones y los preparamos cuidadosamente para la reincidencia, después los soltamos para que vuelvan a robar y, por supuesto, lo hacen, y como la victimización es también selectiva, o sea que, cuanto más pobre se es, más riesgo de victimización se corre, los ladroncitos a los que soltamos con un certificado de incapacidad laboral y a los que preparamos con un fuerte resentimiento, roban a sus vecinos pobres, los que reaccionan al sentirse agredidos y piden más poder punitivo, más policía, más represión. Es mentira que hay una “guerra al delito”, porque en ninguna guerra se prepara a los soldados del enemigo. El control de los excluidos no se hace por intimidación, eso es viejo y pasado de moda, se hace haciendo que los excluidos pidan más represión y mientras se roban y matan entre ellos no puedan dialogar ni tomar consciencia de su situación y menos aún ser políticamente coherentes. La táctica de control consiste en reproducir delincuencia contra la propiedad, no nos engañemos. Nadie quiere hacer desaparecer los robos, sino que los usan sabiendo a quienes afectan y cómo reaccionan.
Imagino que su labor vinculada con la justicia es lo que más tiempo le ha demandado en su vida, ¿a qué otras pasiones dedicó tiempo?
Soy “francotirador” de la filosofía, de la sociología y de la historia, sobre todo contemporánea y latinoamericana, leo mucho de eso. Por lo demás, a veces me dedico a la jardinería y a manualidades. Ahora extraño este peregrinaje por América Latina, porque debo confesar que siempre he sentido una enorme curiosidad por ir viendo las cosas del mosaico cultural de nuestra región, cómo piensan sus gentes, qué cosmovisiones tienen, cómo viven y sobreviven, sus raíces históricas, étnicas, nuestros pueblos son maravillosos, realmente sorprendentes y, por cierto, somos tan diferentes y con tantos problemas iguales.
TENEMOS UNA MASA FLOTANTE DE LADRONCITOS PRESOS POR UN RATO, LOS SOMETEMOS A LAS PEORES HUMILLACIONES Y LOS PREPARAMOS CUIDADOSAMENTE PARA LA REINCIDENCIA, DESPUÉS LOS SOLTAMOS PARA QUE VUELVAN A ROBAR.
Es consciente de ser una persona controversial para la opinión pública, ¿cómo se lleva con eso?
Si por controversial se entiende que hay algunas personas que me detestan, me parece que es normal, creo que le debe pasar a cualquiera que innova en algo y molesta intereses importantes. Si veo de quiénes provienen las incitaciones y los insultos, o sea, de “Clarín” y “La Nación”, me alegro, me indican que estoy en la buena senda. Por lo general, todo elitismo –y más cuando es colonialista- se vuelve más agresivo contra quien ve que tiene todas las condiciones para ser un buen aliado, hasta el punto que algunas no pueden negarlas, y sin embargo, se identifica con lo nacional y popular, lo consideran un traidor, es alguien que “salió fallado” de su fábrica de matricería ideológica. ¿Qué les diría a esas personas que están “del otro lado de la grieta”? Los hay de buena y de mala fe, por supuesto. A los de buena fe se los puede invitar al diálogo, a que salgan de la trampa schmittiana, tarde o temprano saldrán, son buenas personas confundidas por la creación de realidad mediática. A los de mala fe es diferente, saben lo que hacen. Se les puede recordar que un día van a dar al abismo, que el día que no estén más aquí se van a perder en la nada, que si se los recuerda será mal, como a todos los fomentadores del odio. Es cierto que recordamos a Schmitt, porque era un nazi inteligente y malísimo ¿Pero, si son inteligentes, quieren ser recordados del mismo modo? Y si no son inteligentes es mucho peor. ¿Quién tributa hoy homenajes a Uriburu? Sin embargo, tuvo su momento de gloria, con patotas de “niños bien” que asaltaron la modesta vivienda de Yrigoyen. ¿Alguien tributa homenajes a los que ordenaron los fusilamientos sin proceso en 1956 o a los que ametrallaron la Plaza de Mayo en 1955? Y en el limitado campo de lo nuestro, a quienes defienden lo indefendible del poder punitivo con racionalizaciones y se niegan a ver su selectividad brutal y letal en nuestra región, les pregunto: ¿Hay algún instituto jurídico del mundo que se llame “Torquemada”? Si son inteligentes en sus argumentos ¿eligen ser recordados como los autores del “Malleus maleficarum”? Por lo menos, a mí no me gustaría dejar esa estela.
¿Qué miedos tuvo que dejar de lado?
¿Miedos? Bueno, siempre se corre el riesgo de equivocarse, pero se compensa con el sagrado derecho a rectificarse, así es la ciencia. Debo confesar que tuve cierto temor al redefinir la principal función del derecho penal como la contención racional del ejercicio del poder punitivo. Beristain me había dicho “te sales del sistema planetario”, bueno, sí, daba vuelta la cuestión, pero no me paralizó, no me pesaron cinco tomos escritos antes, no me aferré a lo que había escrito, porque estaba en la buena compañía de los científicos sociales, era necesario compatibilizar nuevamente el derecho penal con la criminología, no dejarlo agonizar como el derecho penal de los prácticos preiluministas, que Carrara llamaba la “schifosa scienza”. El derecho penal no debe encapsularse y negar lo que verifican los cientistas sociales, políticos, las ciencias de la conducta, no puede inventarse un mundo que no existe.

Siendo uno de las personas más importantes del derecho, y reconociendo públicamente la necesidad de una nueva Constitución, ¿cuáles son las modificaciones más importantes a la misma? ¿Qué es ese “algo más” que nos está faltando?
En cuanto a una futura reforma constitucional, sería largo decirlo, pero en síntesis creo que debemos imaginar un nuevo modelo de Estado, un estado neoprovidente, con libertad, igualdad, pero, sobre todo, con más fraternidad, es decir, un estado solidario. Es necesario un estado que condicione, pero también asegure la reducción de nuestro coeficiente de Gini y que fomente un sentimiento de comunidad, de solidaridad, de relaciones horizontales de empatía más que las verticales de autoridad. Debemos pensar instituciones de “encuentro”, “diálogo”, “negociación”, “acuerdo”, “cara a cara”.
EL DERECHO PENAL NO DEBE ENCAPSULARSE Y NEGAR LO QUE VERIFICAN LOS CIENTISTAS SOCIALES, POLÍTICOS, LAS CIENCIAS DE LA CONDUCTA, NO PUEDE INVENTARSE UN MUNDO QUE NO EXISTE.
Como juez de la CIDH, ¿cuáles son los derechos humanos más vulnerados que puede identificar en nuestro país?
Como juez de la Corte Interamericana no intervengo en los casos argentinos por disposición reglamentaria. La última sentencia de mis colegas, de la que me enteré cuando se publicó hace días, me dio una gran satisfacción después de un cuarto de siglo. Se condenó al estado por los desaparecidos “edictos policiales”. Me trajo a la memoria la campaña sucia llevada a cabo cuando los derogamos con la Constitución de la CABA y desarmamos las correspondientes cajas policiales. ¿Se acuerdan? ¿Recuerdan cuando lanzaban “submarinos” a hacer exhibiciones de sexo explícito a la calle y decían que era porque les habíamos quitado esas cajas? ¿Se acuerdan de algunos políticos asustados que querían volver a poco menos que los “edictos” para devolver las cajas? ¿Y alguien se acuerda hoy de esos asustados? Nadie, por cierto, se los tragó la nada.