El juez de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, fue uno de los pocos argentinos presentes en la despedida final al Papa Francisco en Roma. Su vínculo con el pontífice se forjó a través del ambientalismo y la ética tecnológica. Desde el Vaticano, destacó el rol global del líder religioso y llamó a honrar su legado.
A los 88 años falleció el Papa Francisco. Este domingo ofreció su última bendición “Urbi et Orbi” desde el balcón de la basílica de San Pedro, en una emotiva aparición pública durante la misa de Pascua. En silla de ruedas y sin oxígeno, expresó un mensaje contundente: “No puede haber paz sin libertad de religión, libertad de pensamiento, libertad de expresión y respeto por las opiniones de los demás”. Ante unos 35.000 fieles, hizo un llamado a los responsables políticos a no ceder al miedo y a promover la paz mediante el desarrollo y la ayuda a los necesitados.
En ese contexto, el ministro de la Corte Suprema de Justicia de Argentina, Ricardo Lorenzetti, quien se encontraba en Roma, recordó al pontífice destacando su legado humanista. En comunicación con Radio Mitre, Lorenzetti expresó: “Es muy importante recordar su legado porque fue un Papa que no solo le habló a la cristiandad, sino a la humanidad”.
Además, participó en la misa de Pascua y presenció las últimas palabras del Papa, describiendo la ceremonia como “muy emotiva”. Subrayó el esfuerzo sobrehumano del Papa para saludar a los fieles, a pesar de su delicado estado de salud .
A lo largo de los años, Lorenzetti fue uno de los interlocutores judiciales más cercanos al Papa. Coincidieron en temas de profunda sensibilidad global, como el cambio climático, la gobernanza algorítmica y la dignidad humana en la era digital. “Una sociedad basada en los algoritmos es una sociedad sin humanidad”, recordaba Francisco en sus diálogos con el juez argentino.
Contexto
La relación entre Ricardo Lorenzetti y Jorge Bergoglio se consolidó tras la publicación de la encíclica Laudato Si’, sobre el cuidado del planeta. Lorenzetti, quien presidió la Corte Suprema entre 2007 y 2018, adoptó esa línea en varios fallos ambientales y la impulsó en foros internacionales.
Ambos compartieron escenarios en congresos de bioética, justicia y tecnología, donde el Papa solía destacar el rol del derecho como barrera frente al abuso de poder por parte de las plataformas digitales. Lorenzetti acompañó esas ideas desde el campo jurídico, promoviendo principios éticos para regular la inteligencia artificial.
Mientras muchos actores políticos argentinos se mantenían en silencio o distantes del Papa, Lorenzetti mantuvo un vínculo constante. Por eso, su presencia en Roma fue tanto un gesto institucional como personal.
Cómo sigue
Tras la muerte de Francisco, el Gobierno argentino decretó siete días de duelo nacional. El presidente Javier Milei, quien en el pasado había criticado duramente al pontífice, reconoció: “A pesar de diferencias que hoy resultan menores, haber podido conocerlo en su bondad y sabiduría fue un verdadero honor para mí”.
Para Lorenzetti, el momento es clave para consolidar la proyección internacional del pensamiento de Francisco en materias como justicia social, ecología y dignidad humana. Se espera que el juez promueva nuevas iniciativas que mantengan vigente esa visión en foros globales, universidades y organismos multilaterales.
El juez de la Corte rememoró el interés que tenía Francisco por el Poder Judicial: “Hicimos muchísimos eventos en el Vaticano con Cortes Supremas de todo el mundo. Él sostenía que hoy los poderes judiciales tienen la obligación de sostener los grandes valores de la humanidad, como la defensa del ambiente, de los derechos humanos y de los más vulnerables”.
Y concluyó: “Además del Papa y del Santo Padre, fue un gran líder global en el sentido de difundir ideas sustanciales, no solo de las disputas cotidianas. Líder es un narrador moral de la Nación, que escribe los grandes temas que nos guían, en un mundo tan incierto y que la gente se siente muy sola y amenazada, con mucho temor. La gran preocupación de todos nosotros es dar seguridades y guías espirituales, pero también de grandes valores”.