El American Jewish Committee (AJC) recibió en Washington al juez Carlos Mahiques, quien presentó las claves de su sentencia que responsabilizó a Irán y Hezbolá por el atentado de 1994. El encuentro apuntó a traducir justicia en diplomacia internacional.
En un día clave para la causa AMIA, el juez federal Carlos Mahiques está llevando a cabo una visita a Estados Unidos con una agenda cargada de reuniones estratégicas orientadas a reforzar los esfuerzos internacionales contra el terrorismo patrocinado por el Estado, con especial foco en el rol de Irán y su relación con el atentado de 1994.
Durante su estadía en Washington D.C., Mahiques mantuvo encuentros con líderes del American Jewish Committee (AJC), el United States Holocaust Memorial Museum (USHMM) y con interlocutores del Congreso estadounidense. La visita no fue un hecho aislado: se dio apenas tres meses después de que la Anti-Defamation League (ADL) le entregara el prestigioso Premio Klinghoffer durante su Cumbre Nacional de Liderazgo en Nueva York, en reconocimiento a su fallo clave en la causa AMIA, dictado en abril de 2024.
Ese veredicto, que clasificó el ataque a la sede de la mutual judía como un crimen de lesa humanidad y responsabilizó directamente a Hezbolá e Irán, proyectó a Mahiques como una voz judicial con influencia internacional. En él, el juez argumentó que el atentado fue una represalia por la cancelación de contratos nucleares con Irán.

Justicia con vocación global
Con más de cinco décadas en el Poder Judicial, Mahiques integra actualmente la Cámara Federal de Casación Penal. Es doctor en Derecho, docente, autor y ex Secretario de Justicia de la provincia de Buenos Aires. Su trayectoria lo consolidó como referente en crimen organizado, terrorismo internacional y responsabilidad penal del Estado.
En ese marco, Mahiques señaló: “Si bien ciertos Estados, como la República Islámica de Irán, pueden no estar formalmente designados como patrocinadores del terrorismo, existe evidencia sustancial que indica su utilización del terrorismo como instrumento de política exterior. Argentina, a través del trágico atentado a la AMIA, ha experimentado en carne propia las profundas consecuencias de tales acciones”.
A lo que añadió: “Creo firmemente que, guiados por el honor de nuestra función judicial, tenemos el deber de actuar dentro del marco del derecho y del sistema de justicia para contribuir de todas las formas posibles al esfuerzo global contra el terrorismo”.
Para el magistrado “el atentado a la AMIA dejó en claro que el terrorismo no siempre es producto del caos o la irracionalidad; puede ser un acto calculado de política estatal. En este caso, las pruebas señalaron un uso deliberado de la violencia terrorista por parte de Irán como estrategia geopolítica, revelando además la compleja interrelación entre el terrorismo y la diplomacia internacional”.
Por último, Mahiques destacó: “El caso AMIA no fue, para mí, una decisión judicial más. Fue la única sentencia que escribí en primera persona. Esa elección fue deliberada. Reflejaba un momento en el que sentí la necesidad de hablar no solo como juez, sino también como ciudadano, impulsado por la convicción de que guardar silencio frente al terrorismo hubiera sido incumplir con la responsabilidad que la justicia exige”.

Reuniones clave con actores internacionales
El AJC, uno de los principales grupos de defensa de la comunidad judía a nivel global, promueve sanciones internacionales contra Irán y busca que organizaciones como Hezbolá sean oficialmente reconocidas como grupos terroristas en toda la Unión Europea. En su encuentro con Mahiques, coincidieron en la urgencia de una política internacional más firme frente al extremismo y a las estructuras estatales que lo financian.
En paralelo, la reunión con el USHMM aportó una dimensión histórica y moral al abordaje del terrorismo. La institución no sólo trabaja para preservar la memoria del Holocausto, sino que lleva adelante programas que vinculan el antisemitismo contemporáneo con fenómenos geopolíticos como la negación del Holocausto en Irán. Entre ellos, el “Proyecto Sardari” busca contrarrestar la propaganda oficial iraní con contenidos educativos en persa, enfocados en la verdad histórica.
