En diálogo con Quorum, el Presidente de la Cámara Federal de Apelaciones de Córdoba analizó los desafíos de la jurisdicción, el impacto del sistema acusatorio, los juicios de lesa humanidad y las urgencias frente al narcotráfico. También dejó un mensaje para las nuevas generaciones de jueces y abogados.
¿Cómo describiría el rol y los principales desafíos actuales de la Cámara Federal de Apelaciones de Córdoba dentro del mapa judicial argentino?
La Cámara Federal de Córdoba es un tribunal pluricompetente que abarca todas las materias federales -contencioso administrativo, penal, previsional, entre otras- en toda la provincia y también en La Rioja. Hoy tenemos un 37% de vacantes (dos en Cámara, tres en tribunales orales y tres en juzgados de primera instancia), lo que nos coloca en una situación compleja, obligándonos a designar subrogantes que deben trasladarse grandes distancias. Nuestro gran objetivo es acercar la justicia a la gente y que los ciudadanos puedan resolver los pleitos con celeridad y evitando la judicialización innecesaria de temas que podrían resolverse en sede administrativa.
¿Cómo se garantiza la independencia judicial frente a presiones externas? ¿Qué importancia adquieren la transparencia y la rendición de cuentas para sostener la legitimidad del Poder Judicial?
La independencia no solo debe sostenerse frente a los poderes políticos, sino también frente a los poderes fácticos, que muchas veces son más fuertes. Los medios y la sociedad suelen juzgarnos por circunstancias puntuales de lo que ocurre en Capital Federal, pero habría que acercar también informes del interior. En 2023, pese a tener un tercio de vacantes, dictamos 7.000 sentencias, con altísimos índices de confirmación en instancias superiores. La transparencia, la publicación de resultados y la rapidez en las respuestas son fundamentales para garantizar la independencia.
La modernización judicial avanza con expediente electrónico, oralidad y nuevas tecnologías: ¿qué logros y beneficios observa en este proceso y cuál es su mirada sobre el uso de inteligencia artificial en el derecho?
El sistema es positivo pero necesita perfeccionarse. Hoy no permite recorrer un expediente como si fuera un libro electrónico, lo que vuelve engorroso su uso. También necesitamos mejorar la conectividad entre los tribunales del interior, las cámaras y el data center de Buenos Aires. Depende de líneas telefónicas de distintas empresas, y eso debería agilizarse. Respecto a la inteligencia artificial, es una realidad indiscutible y necesaria, pero debe implementarse con capacitaciones y bases seguras. No podemos arriesgar la seguridad jurídica con datos erróneos o jurisprudencia inexistente. Además, el Poder Judicial debería contar con bases propias, seguras y confiables. Es una herramienta fundamental, pero aún hay que pulir aspectos.
¿De qué manera la Justicia Federal puede ser más cercana y accesible a los ciudadanos, especialmente en una jurisdicción estratégica como Córdoba, y qué rol debe cumplir el Estado para garantizar ese acceso?
El rol del Estado es principalmente cubrir las vacantes existentes, hoy la justicia federal sufre un 37% de vacantes, lo que genera desgaste y colapso. Además de recursos materiales y humanos, necesitamos avanzar en la oralidad en el fuero civil, como ya se hizo en lo penal, siguiendo el ejemplo de la justicia provincial de Córdoba, y creo que eso va a redundar en un mayor acercamiento entre jueces y ciudadanos.
Respecto a la reforma procesal, ¿qué balance hace de la implementación progresiva del sistema acusatorio federal y qué aportes puede brindar Córdoba a este proceso de transformación?
Córdoba fue pionera en el ámbito provincial con la oralidad y luego con la reforma acusatoria. Nadie está en contra del sistema acusatorio: es positivo porque delimita competencias y actuaciones. El problema es otro: tenemos un alto índice de vacantes, faltan recursos materiales y físicos. El acusatorio es positivo, pero fue diseñado para la justicia de Capital Federal, donde hay cámaras separadas por materia. En el interior somos pluricompetentes, lo que exige adaptar la organización. Lo mismo ocurre con los juzgados de primera instancia. Incluso debemos asumir la competencia electoral. Habría que adaptar el sistema a esa realidad y también hacer algunos retoques en el código para asegurar la igualdad de armas entre fiscal y defensor, la tutela judicial efectiva y evitar que el juicio abreviado —que nació como excepcional— se convierta en la regla. Un dato preocupante es que en Rosario, casi el 90% de los casos se resuelven por juicio abreviado, que debería ser excepcional. Eso limita el debate pleno de pruebas y la transparencia del proceso.
Córdoba ha sido escenario de juicios emblemáticos por delitos de lesa humanidad: ¿qué balance hace sobre su impacto, qué desafíos persisten para garantizar su continuidad y cómo se compatibiliza memoria, verdad y justicia con las garantías procesales de los imputados?
En 2006 propuse dividir en salas los expedientes de lesa humanidad, lo que permitió reactivar causas que estaban paralizadas y elevarlas a juicio. La clave fue la transparencia: exhibir pruebas, testimonios y pericias. El imputado debe ver con claridad por qué se lo acusa. Lo fundamental es que las imputaciones sean claras y precisas, para garantizar el derecho de defensa.
En materia de derechos humanos, ¿cuáles son los principales desafíos para que tengan aplicación efectiva en las decisiones judiciales, qué medidas se pueden tomar para fortalecer el acceso de los sectores más vulnerables y cómo inciden los tratados internacionales en la jurisprudencia de la Cámara?
En Córdoba tramitamos y condenamos las grandes causas de lesa humanidad (como UP1 y “La Perla”), y solo queda pendiente una muy voluminosa en el Juzgado Federal N.º 1, que hoy está subrogado. Además, debemos seguir fortaleciendo el acceso de los sectores vulnerables: es clave darle participación a las víctimas, el rol de las defensorías oficiales y la obligación de los jueces es velar por los jubilados, los enfermos y quienes reclaman una jubilación justa o cobertura de salud. La jurisprudencia de la Cámara, junto con los lineamientos de la Corte Suprema, marca un camino en ese sentido.
Ante la expansión del narcotráfico y el incremento de delitos económicos y de corrupción, ¿cómo actúa la justicia federal, qué limitaciones enfrenta y qué lugar debe ocupar la política criminal más allá de la respuesta judicial?
Aunque en algunos puntos se toca con los delitos económicos, el narcotráfico es un fenómeno multicausal: exige respuesta judicial pero también política y social. Se necesita prevención y contención en los barrios, políticas sociales (plazas, actividades deportivas, etc.), para que los jóvenes no sean reclutados por estas organizaciones criminales, pero además coordinación entre provincias y Nación, entre narcomenudeo provincial y justicia federal, acompañamiento político, fuerzas preventivas y decomiso rápido de bienes y activos financieros de las organizaciones criminales. Mucha gente es reclutada por el narcotráfico producto de la crisis económica. El fin último del narcotráfico es económico y hay que golpearlo allí. Sería útil reactivar comisiones mixtas como las que existían en la Corte, con jueces, fiscales y representantes del poder político. En Córdoba tenemos limitaciones de recursos y un mapa judicial que no siempre se ajusta a la realidad del narcotráfico. Es necesario repensarlo y crear juzgados y equipos de investigación.
Si tuviera que imaginar la justicia federal dentro de diez años, ¿cómo le gustaría que fuese y qué mensaje transmitiría a las nuevas generaciones de abogados, jueces y funcionarios que hoy se forman en un escenario tan cambiante?
Quiero una justicia con vocación. No se trata sólo de ingresos, sino de amar lo que uno hace y estar siempre dispuesto a servir. El mensaje a las nuevas generaciones es: capacitación permanente. Los nuevos delitos y conflictos (informática, medio ambiente, consumo) exigen una justicia ágil y jueces preparados. También deseo que el semillero de nuevas generaciones nos supere. Como decía Aristóteles, “el buen maestro es aquel que ha logrado que su discípulo lo supere”.