Durante dos jornadas en Buenos Aires, fiscales y autoridades analizaron casos como el Tren de Aragua y el PCC, y coincidieron en la necesidad de articular investigaciones conjuntas.
Fiscales de Argentina y Chile compartieron dos intensas jornadas de trabajo en la Procuración General de la Nación, donde se abordaron estrategias investigativas frente al avance del crimen organizado en la región. La actividad fue organizada por la Unidad Fiscal Especializada en Criminalidad Organizada (UFECO), la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) y la Oficina de Asuntos Internacionales de Narcóticos y Aplicación de la Ley del Departamento de Estado de los Estados Unidos (INL).
El encuentro se inscribió dentro del proyecto PRISFRONT, una iniciativa que busca fortalecer las capacidades de los ministerios públicos y de los organismos de seguridad de Argentina, Bolivia, Chile y Uruguay para combatir delitos transnacionales y aquellos que se gestan desde contextos carcelarios.
En la apertura, el fiscal federal Santiago Marquevich, titular de la UFECO, destacó que muchos de los expedientes que tramitan en Argentina tienen vínculos con Chile y que requieren equipos conjuntos de investigación y el intercambio fluido de información.
Por su parte, Lucía Gómez Consoli, responsable de la oficina de la UNODC en Argentina, remarcó que la criminalidad organizada “es un fenómeno en constante transformación” y que los Estados deben actualizar permanentemente sus herramientas de cooperación.
Entre los casos de estudio analizados estuvieron organizaciones como el Tren de Aragua —originada en Venezuela y con ramificaciones en distintos países de Sudamérica— y el Primer Comando Capital (PCC), considerado el grupo criminal más poderoso de Brasil.






Timothy McNally, agregado político de la Embajada de Estados Unidos en Buenos Aires, planteó que redes como el Tren de Aragua y el PCC “representan una amenaza significativa para la seguridad y el desarrollo de nuestras sociedades” y llamó a fortalecer la capacidad de los países en rastreo de flujos financieros ilícitos, protección de testigos e intercambio de buenas prácticas.
A su turno, Juan Manuel Olima Espel, secretario de Coordinación Institucional de la Procuración, resaltó la importancia de la cooperación internacional y de la coordinación interna, subrayando que el objetivo no es solo identificar a los autores materiales, sino llegar a los mandos superiores de las organizaciones y a sus recursos económicos, incluidos criptoactivos.
Durante las jornadas se presentaron también experiencias concretas de trabajo de las fiscalías argentinas y chilenas, así como exposiciones sobre el rol de la tecnología en las investigaciones, el control de fronteras y el fenómeno del crimen organizado en cárceles.