Con el rechazo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación la semana última a su último intento de revisión de la condena, la pena a prisión perpetua contra Nahir Galarza ha quedado firme por el homicidio de su novio Fernando Pastorizzo, de 20 años, en 2017 y recién podría salir de prisión a los 54 años.
Se trata de la condena más alta impuesta a una joven de su edad por la justicia argentina en el fin del camino judicial iniciado tras la sentencia del Tribunal de Juicios y Apelaciones de Gualeguaychú en 2018.
Galarza, quien fue hallada culpable de un crimen calificado por la relación de pareja con la víctima, enfrentó una batalla judicial marcada por intentos de la defensa para reconfigurar la narrativa del caso y la aplicación de agravantes legales.
La sentencia estableció un precedente en el tratamiento de casos de homicidio dentro de relaciones de pareja y reforzó el marco legal frente a interpretaciones que buscan reducir culpabilidades en contextos de alta carga emocional o mediática.
En el interín hubo una película “Nahir”, un documental “Nahir: el secreto de un crimen” y un libro, “El silencio de Nahir, crónica de un linchamiento mediático”, con las versiones de todas las partes: ella misma proclamando inocencia, la familia de la víctima e investigadores del caso.
Nada de ello conmovió a la justicia, donde se la consideró culpable en todas las instancias
Incluso ella intentó instalar una versión vinculada a eventuales culpas de su padre, el ex policía Marcelo Galarza. Podría recuperar su libertad a los 54 años, en 2052.
Contexto judicial
El crimen ocurrió el 29 de diciembre de 2017 en Gualeguaychú, Entre Ríos. Según quedó acreditado, Galarza disparó dos veces contra Fernando Pastorizzo: primero, por la espalda mientras circulaban en moto, y luego, frente a frente, cuando la víctima ya estaba caída en el suelo. Las pericias demostraron que ambos disparos fueron mortales.
El 24 de julio de 2018, fue condenada por homicidio calificado debido a la relación de pareja.
Se descartó la hipótesis de la defensa sobre un posible homicidio culposo o una relación marcada por violencia de género que justificara una culpabilidad atenuada. El Tribunal también rechazó las objeciones de la defensa sobre la vulneración de garantías constitucionales durante el juicio.
El recorrido judicial y la decisión de la Corte
Desde la condena inicial, la defensa de Galarza presentó múltiples apelaciones. La Cámara de Casación de Concordia confirmó la sentencia en 2019. Posteriormente, el Superior Tribunal de Justicia de Entre Ríos y la Corte Suprema de Justicia, tras analizar recursos extraordinarios y de queja, ratificaron el fallo en 2020 y 2023, respectivamente.
El reciente planteo de la defensa, que incluía cuestionamientos al artículo 280 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, fue rechazado nuevamente por la Corte Suprema, que reafirmó su facultad para desestimar recursos en los términos de dicho artículo, indicando que no se configuraron excepciones que justifiquen un tratamiento diferente.
La decisión está firmada por los jueces Horacio Rosatti, Ricardo Lorenzetti y Juan Carlos Maqueda.
Impacto Político, Social y Mediático
El caso Galarza se convirtió en un fenómeno mediático nacional, avivando debates sobre género, violencia, y el funcionamiento del sistema judicial. La defensa intentó instalar una narrativa centrada en la presunta vulnerabilidad de Galarza dentro de una relación violenta, pero las pruebas y fallos judiciales no respaldaron esta versión.
La decisión de la Corte pone fin a las instancias judiciales, reafirma el criterio de los tribunales inferiores y consolida el fallo como un ejemplo en la aplicación de la figura de homicidio calificado por relación de pareja, en un contexto donde el sistema judicial busca mayor rigor en la respuesta a la violencia en las relaciones interpersonales.
¿Qué sigue?
Con la condena firme, la defensa podría recurrir a organismos internacionales, como la Corte Interamericana de Derechos Humanos, argumentando posibles vulneraciones a derechos humanos. Sin embargo, estos procesos suelen ser largos y no necesariamente revierten sentencias nacionales. Nahir, hoy con 25 años, recibió la condena más alta en Argentina para una joven de su edad.