Un juez federal elogió el accionar de la brigada de explosivos en un operativo de altísimo riesgo: “Uno piensa que esto sólo pasa en Afganistán”

Pablo Morán, titular del Juzgado Federal N°1 de Formosa, destacó la valentía del personal de explosivos que intervino en una vivienda donde se hallaron granadas, minas antitanques y explosivos plásticos. También advirtió sobre los peligros latentes para la población y llamó a la comunidad a colaborar con la seguridad.

El juez federal Pablo Morán encabezó un operativo extremadamente delicado en Laguna Naineck, provincia de Formosa, tras el hallazgo de un arsenal militar en el interior de una vivienda. Se trataba de la casa de un militar retirado que había fallecido hace tres años y cuyo cuidador dio aviso a la policía tras encontrarse con un arsenal de alto poder destructivo.

Entre lo incautado había granadas, minas antitanques, explosivos plásticos, cables detonadores y municiones, todos dispuestos sin resguardo adecuado. La magnitud del hallazgo encendió las alertas de las autoridades federales, y la intervención judicial fue inmediata.

Desde el lugar del operativo, el juez Morán no escatimó en palabras para reconocer el riesgo que asumieron los efectivos de la Brigada de Explosivos de la Policía de Formosa. “Tengo que hacer un reconocimiento especial al personal de explosivos. Así como uno lo ve en las películas, ellos ponen el cuerpo. Por más que usen todos los elementos de seguridad, son quienes se acercan, manipulan y trasladan estos explosivos. Es gravísimo”, destacó.

El procedimiento se llevó a cabo luego de que el cuidador de la casa, un vecino que realizaba tareas de mantenimiento, encontrara el material en uno de los ambientes. Morán valoró ese gesto y aprovechó para instar a la población a notificar inmediatamente a las autoridades ante cualquier situación sospechosa. “Esto es lo que hay que recomendarle a la población: ante situaciones de este tipo, peligrosas, hay que informar inmediatamente a la Policía de la provincia de Formosa”, sostuvo.

El juez advirtió que el arsenal podía haber tenido consecuencias catastróficas. “Podría haber pasado cualquier cosa. Le pudo haber explotado a un chico que se le cae la pelota y entra al lugar, o a alguna familia sin recursos que ve la casa abandonada y se mete. Se mueren todos. Esto no es una exageración, es una posibilidad real”, subrayó.

Aunque se presume que el armamento era parte de una colección privada del militar fallecido, Morán dejó en claro que eso no reduce el nivel de peligrosidad ni la ilegalidad del hecho. “Había granadas de origen español, minas antitanques que deberían estar custodiadas en arsenales del Ejército, municiones y trampas explosivas. Eso, más allá de ser ilegal, pone en riesgo a todos los vecinos”, explicó.

Durante el operativo, los explosivos fueron retirados con extrema precaución. La brigada estableció un perímetro de seguridad y procedió al traslado del material a un depósito seguro, donde permanecerá hasta que se emita una orden judicial para su destrucción controlada. “Las van a detonar en algún campo alejado, donde no representen peligro para nadie. Pero antes se están registrando todos los detalles, los números de serie, para investigar de dónde salieron y cómo llegaron hasta esa casa”, detalló el magistrado.

En un tono personal, el juez relató su conversación con el jefe de la brigada de explosivos, a quien pidió especial cuidado con su equipo. “Hablé con el jefe de explosivos y le pedí que cuide a su gente. Me respondió que él es el primero que pone el cuerpo. Uno ve estas cosas en películas, piensa que solo pasa en Afganistán con brigadas especializadas, pero puede pasar acá, y pasó en Laguna Naineck”, concluyó Morán.

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