Javier Milei prometió un gobierno disruptivo y, tras su primer año en la Presidencia, ha cumplido, en gran medida, con esa promesa. Contra los pronósticos de crisis de gobernabilidad temprana, el mandatario logró estabilizar la economía, enfrentar un Congreso adverso y mantener altos niveles de apoyo popular. Su administración ha estado marcada por un ajuste económico severo y una intensa “batalla cultural” contra lo que él denomina “la casta”.
Una de las prioridades de Milei fue combatir la inflación, que en diciembre de 2023 había alcanzado un 211% anual. Gracias a medidas de austeridad, eliminación de subsidios y una dolarización parcial del sistema financiero, la inflación mensual cayó al 2,4% en noviembre de 2024. Este descenso, histórico para Argentina, permitió estabilizar las reservas internacionales y alcanzar un superávit fiscal.
Según el Banco Central, las reservas pasaron de 21000 millones de dólares a 31266 millones a diciembre 2024 impulsadas por un exitoso programa de blanqueo de capitales que atrajo más de 20.000 millones de dólares. El riesgo país elaborado por el JP Morgan es de 769 puntos el más bajo desde el 2019 mientras que las acciones argentinas tuvieron un repunte que no se veía desde hace años.
Indicadores macroeconómicos
Indicador | Valor Actual |
Reservas Internacionales | US$ 31266 millones |
Riesgo País | 769 puntos básicos |
Blanqueo de Capitales | US$ 23.000 millones |
Fuente BCRA (a noviembre de 2024)
Sin embargo, este ajuste tuvo un costo social significativo. El poder adquisitivo de los salarios cayó un 12% en el primer semestre de 2024, aunque se recuperó levemente en el segundo semestre debido a la apreciación del peso frente al dólar. La apertura económica también impactó a las pequeñas y medianas empresas (PyMEs), que enfrentan una competencia feroz con productos importados.
El informe del gobierno remarcó que después del pico del primer trimestre que marcó un 54,9% de pobreza la proyección la ubican en en el tercer trimestre en 49,9%.
La figura del Presidente genera opiniones divididas. Una de las últimas encuestas, publicada por la Universidad de San Andrés, ubican a Milei con un 54% de aprobación contra una desaprobación del 44%. Comparado con sus predecesores, el Presidente se ubica como el dirigente mejor valorado en su primer año de gobierno, con una aprobación del 54%, superando a Mauricio Macri (43%) y a Alberto Fernández (21%).

Estilo de gobierno y “batalla cultural”
Desde su asunción en diciembre de 2023, Javier Milei ha puesto en marcha un modelo de gobierno que rompe con los esquemas tradicionales. Su enfoque libertario lo hizo enfrentarse a lo que La Libertad Avanza (LLA) llama casta, que en sí es el conglomerado político desde el cual se establecen acuerdos, más allá de las distinciones políticas, para sí mismos o para el sistema empresario.
En el esquema binario de Milei todo lo que no es liberalismo es izquierda: sus discursos se centran en marcar estas diferencias y sobre entender el concepto del poder. Lo que llama la “batalla cultural”. Durante la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) Argentina, Milei enfatizó la importancia de la “batalla cultural” contra el socialismo, declarando: “Esto se trata de poder y si no lo tenemos nosotros lo tienen los zurdos”.
El estilo de Milei está diseñado para desafiar lo que él percibe como un sistema político desgastado y la sociedad acompaña ese concepto. Esa actitud desafiante lo llevó a un estilo de comunicación donde desató un enfrentamiento con algunos periodistas y medios de comunicación a los que denominó “ensobrados”.
El Triángulo de Hierro
Pero el estilo frontal no es sólo lo diferente en la gestión de Milei. Su forma de gobernar también lleva su sello. El Presidente es un hombre que se concentra “en los temas económicos y las relaciones internacionales”, cuentan sus confidentes. Su tarea diaria es junto al ministro Luis “Toto” Caputo y en lo que él definió como su “Triángulo de Hierro” compuesto junto a su hermana Karina Milei, “El Jefe”, y Santiago Caputo, su asesor estrella.
A este círculo selecto hay que sumarle el ingreso de Gerardo Werthein, como canciller. Werthein viene con una importante agenda profesional entre presidentes y empresarios, a nivel nacional e internacional, lo que permite a Milei profundizar la política exterior de su gobierno. El nuevo canciller se ha convertido, en muy poco tiempo, en hombre de consulta diaria del presidente.
Karina Milei, secretaria General de la Presidencia, se ha convertido en una estratega clave para el armado político con vistas a las elecciones del 2025. Participa en reuniones fundamentales, define prioridades de gestión y supervisa decisiones relevantes. “Estamos acá para construir algo grande y duradero”, expresó.
En paralelo, Santiago Caputo, amigo íntimo de Milei y consejero cercano, opera como una suerte de “todo terreno”, manejando negociaciones y diseñando estrategias políticas fundamentales. La influencia de este triángulo no sólo abarca el manejo interno del poder, sino que también afecta las relaciones con aliados, opositores y actores principales del sector privado y judicial.
El perfil de Caputo discreto y sin exposición pública, no dando reportajes y notas, es una figura clave para el Presidente en garantizar la gobernabilidad en el Congreso y en la definición de la agenda legislativa, como la Ley de Bases. Este espacio de poder que ha consolidado en el Triángulo de Hierro le ha generado fuertes críticas desde la oposición.

Relación con el Congreso y la Corte Suprema
El Congreso ha sido uno de los mayores desafíos para Milei. A pesar de contar con un bloque oficialista sólido en Diputados; el Senado, controlado por una oposición fragmentada, le permitió que el Parlamento aprobará las leyes fundacionales para este gobierno y sobre todo evitar las iniciativas que podrían complicar su gestión como lo era el proyecto de limitar los DNU.
En los últimos tiempos, además de surfear en un Parlamento en contra, se sumaron dos problemas más: Victoria Villarruel y Mauricio Macri. La relación entre Milei y su Vicepresidenta ha atravesado tensiones significativas desde el inicio de su gestión. Estas diferencias se han manifestado en desacuerdos sobre la dirección política y la distribución de poder dentro del Gobierno.
Los cuestionamientos hacia Villarruel ya no se limitan a cuestiones de estilo: “el jamoncito del medio”, lo llamó la Vicepresidenta al referirse a su relación con Karina Milei. También generan debate sus contactos con sectores peronistas o su reciente fotografía junto a la ex presidenta Isabel Martínez de Perón. Al respecto, Milei sostuvo que no considera razonable reivindicar a alguien vinculado con la creación de la Triple A o con la gestión del “Rodrigazo”.
Quizás no se cuente mucho pero uno de los elementos centrales del enojo de Milei con Villarruel es el atraso en la designación de los dos candidatos a la Corte Suprema, Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla y su activa participación para impedir las candidaturas.
No es un secreto que Villarruel se ha reunido o visto o charlado con Mauricio Macri en varias oportunidades. El ex Presidente ha puesto todos los escollos posibles a la elección de los candidatos a la Corte Suprema. Fue el kirchnerismo, a través de Lucía Corpacci, el sector que destrabó los nueve votos necesarios para pasar al recinto. El problema radica en que García-Mansilla no ha conseguido las firmas necesarias.

Un año de logros y desafíos
En resumen, el primer año de Milei en el Gobierno se ha caracterizado por un ajuste económico severo, que ningún otro gobierno se ha animado a hacer, la baja de la inflación y la implementación de una estrategia de confrontación política y cultural, recuperación de las reservas internacionales, la reducción del déficit fiscal, el fin de los piquetes y la estabilidad de dólar blue, entre otros logros.
Con una base de apoyo sólida y una economía en recuperación, Milei se perfila como una figura central en el panorama político argentino, pero los desafíos para 2025, incluyendo las elecciones legislativas, serán determinantes para consolidar su proyecto.