Por Sebastián Halperín*
Ni bien entrado el año “Pepe” Albistur no tuvo mejor idea que pronosticar una pronta caída del gobierno que, según sus palabras, se produciría muy probablemente para la época de Semana Santa. Lo hizo desde una reposera en un balneario de Cariló, degustando pochoclos. El propio Presidente Javier Milei recordó hace pocas semanas el vaticinio agorero del ex secretario de Medios, especulando con la idea de que “los que comían pochoclos deben estar así de gordos”.
La realidad es que, probablemente sin llegar a ser tan extremistas, hay que señalar que diversos analistas y miembros del Círculo Rojo se mostraban escépticos ante el futuro del gobierno de La Libertad Avanza tras conocerse el resultado del balotaje. Se impone así una reflexión sobre las razones que permiten dar cuenta del fracaso de las proyecciones apocalípticas. A pocos días de cumplirse el primer año del mandato del Presidente Javier Milei, no son pocos entonces los que se muestran sorprendidos sobre el caudal de apoyo que recibe el líder libertario, en el marco de la implementación de un proceso de ajuste extraordinario.
En base a los sucesivos estudios cualitativos de opinión pública realizados a través de grupos focales y entrevistas durante el presente año, se plantea la posibilidad de arrojar algunas luces al respecto.
Diversas encuestas dan cuenta del nivel de aprobación que registra el líder libertario en relación a una serie de medidas económicas adoptadas. Se trata del reconocimiento y tolerancia a un proceso de ajuste que se consideraba inevitable, con independencia de a quién le hubiese tocado el desafío de asumir. A ello se suma el reconocimiento a ciertos logros que se destacan desde la gestión del ministerio de Seguridad, fundamentalmente en lo que refiere al ordenamiento de la calle.
No obstante, el dato central que aparece en el marco de los distintos relevamientos cualitativos realizados se vincula con el cumplimiento de la palabra. Así, la coherencia registrada entre las promesas realizadas durante la campaña presidencial, y el accionar reflejado en el plano de la gestión del Gobierno nacional, se traducen en un crédito de confianza que contrasta con la visión del político tradicional y contribuye al posicionamiento diferencial del actual Presidente. Tal como subraya el analista Pablo Knopoff, si algo caracteriza al líder libertario es la nitidez. Ello no excluye algún pase de factura en cuanto a que “había dicho que el ajuste lo iba a pagar la casta y lo estamos pagando nosotros”. No obstante, desde un enfoque pragmático de realpolitik se advierte en buena medida una actitud indulgente en esa dirección desde buena parte del electorado, apelando a la magnitud de la crisis que debió enfrentar al asumir.
Por otra parte, la firmeza y la convicción que se reconocen en la figura del Presidente contribuyen al crecimiento de las expectativas positivas. Se advierte así un importante consenso en ese sentido en cuanto a que es el propio Milei el que define la agenda. Ello se verifica incluso en relación a ciertos pronunciamientos sobre cuestiones que hasta hace poco hubieran parecido inmutables, y que a partir de las manifestaciones del Presidente han ingresado al menos en un espacio de discusión, como sus afirmaciones respecto a la actitud golpista asociada al ex presidente Raúl Alfonsín.
Asimismo, puestos a observar el panorama desde la vereda de enfrente, al analizar el mapa opositor lo que impera es la fragmentación y la ausencia de liderazgo lo que alimenta la percepción de carencia de una propuesta alternativa consistente.
En otro orden de cosas, sin dejar de lado los cuestionamientos vinculados con la inexperiencia y falta de manejo político que en buena medida se han subrayado en relación a la actual administración, se ha reconocido un para muchos sorpresivo pragmatismo y capacidad para la construcción de poder por parte del líder libertario. Como ejemplo de ello se destaca el hecho de que, a pesar de los desaguisados iniciales para lograr la aprobación del Congreso de sus primeras iniciativas de Gobierno, se ponderan dichos atributos a partir de la aprobación de la Ley Bases y el sostenimiento al veto del financiamiento universitario y de la movilidad jubilatoria.
En ese contexto, se destaca el establecimiento de acuerdos con distintos sectores de la oposición, entre los cuales sobresale el rol del titular del PRO Mauricio Macri, sumado al empoderamiento de Guillermo Francos tras su designación como Jefe de Gabinete, desde el reconocimiento a la actuación de quien aparece como la figura política por excelencia del actual gobierno. No obstante, ello no excluye la crítica ante ciertas actitudes de “intransigencia” percibidas en el líder libertario.
La pregunta central que se plantea en este contexto refiere a si los indicadores de estabilización macroeconómica habrán de traducirse en un beneficio tangible en el bolsillo del ciudadano común más temprano que tarde. Allí reside seguramente la principal alerta para el gobierno desde donde se plantea el interrogante en cuanto a si habrá de estar a la altura del desafío que representa el crecimiento en las expectativas y en el optimismo registrado.
Por ahora, algunos seguirán optando por acopiar palomitas de maíz para disfrutar del próximo capítulo de esta serie en pleno desarrollo.
*Sociólogo (UBA), Master en Ciencia Política (Universidad de Barcelona), Analista de opinión pública.