La lucha por reparar el daño

Andrea Guacci es impulsora del colectivo “Basta de Falsas Denuncias”, creado luego de que su esposo Diego Guacci, ex DT del Sub 15 y Sub 17 del fútbol femenino nacional, fuera denunciado en mayo de 2021 por de forma anónima por cinco jugadoras, acusándolo de tener conductas inadecuadas. La FIFA llevó a cabo una investigación sobre estas acusaciones y en mayo de 2022 el Comité de Ética concluyó que no había pruebas suficientes para sancionar a Guacci. Posteriormente, en diciembre de 2023, la Justicia Civil falló también a su favor, declarándolo víctima de falsas denuncias. Sin embargo, el daño ya estaba hecho. La familia Guacci tuvo que viajar a Italia para que el entrenador pudiera seguir trabajando. Desde allí, Andrea dialogó con Quórum. 

¿Por qué nació esta cruzada?

Sentí la necesidad de involucrarme cuando todo esto comenzó a afectarme de manera personal. En mi caso, fue al revés de lo que le ocurre al 99% de las personas. Decidí involucrarme contra las falsas denuncias cuando finalmente logramos superar una situación injusta. En lugar de dar vuelta la página y dejarlo atrás, algo en mí se activó. Todo empezó cuando un grupo de periodistas publicó en redes sociales información sobre mi esposo, incluyendo datos personales acompañados de comentarios hirientes. A partir de ese momento, se desencadenó una serie de ataques y mentiras. Entonces decidí organizarme y dar la cara. Durante este proceso, muchas personas se solidarizaron, desde amigos hasta desconocidos. Incluso profesionales espontáneamente ofrecieron su testimonio para demostrar la verdad. Fue un aprendizaje muy difícil pero también revelador.

¿Siempre creíste en la inocencia de tu esposo?

Siempre creí en mi esposo y en su inocencia. Antes del juicio, se presentaron pruebas y testimonios que confirmaron su verdad. Lo más doloroso fue entender que, en algunos casos, las acusaciones falsas pueden destruir vidas enteras. Las consecuencias no sólo afectan al acusado, sino también a su familia, sus hijos y su entorno cercano. En mi caso personal, incluso perdí un embarazo debido al estrés y el impacto emocional de esta situación. Esa pérdida me marcó profundamente y reforzó mi convicción de que debía hacer algo al respecto.

¿Creés que la legislación actual es suficiente?

Creo que hay un vacío legal en el tratamiento de las falsas denuncias. Este tipo de acciones generan un daño real y profundo, no sólo psicológico y económico, sino también social. Es necesario que existan penas claras para quienes recurren a las denuncias falsas, sin que esto signifique desalentar a las verdaderas víctimas de violencia de género o abuso. Es fundamental que las denuncias sean tratadas con el rigor necesario, respaldadas por pruebas contundentes y no sólo por relatos propios. De lo contrario, se instala un círculo de injusticia que afecta tanto a los acusados como a las verdaderas víctimas que necesitan apoyo.

¿Qué esperás lograr con este trabajo?

Mi objetivo es visibilizar el impacto de las falsas denuncias y abogar por un cambio en el sistema legal que contemple esta problemática de manera justa. No se trata de deslegitimar a las víctimas reales, sino de garantizar que cada caso sea tratado con la seriedad y el equilibrio que merece. Espero que este esfuerzo permita generar conciencia y, a largo plazo, construir un sistema más sólido y justo para todos.

¿Qué tan relevante crees que es la formación de los miembros de la Justicia en este tema? 

Sin lugar a dudas, todo está vinculado con la capacitación de los profesionales y funcionarios judiciales. Ellos son los que reciben las denuncias y deciden si se sigue o no el proceso judicial. La formación debe comenzar desde las bases de la carrera. Escuchaba recientemente una entrevista con Maximiliano Rusconi, quien mencionaba que quienes analizan las denuncias a veces no están lo suficientemente capacitados para hacerlo. La capacitación inicial debe darse en las facultades, ya que son ellos quienes están encargados de decidir si una denuncia es válida o no. Hay denuncias completamente irracionales, como las que mencionas, que a veces no son bien analizadas.

¿Pudieron recuperarse?

Pudimos seguir adelante pero en este tipo de causas hay etapas. La etapa uno es saber de qué se trata; la etapa dos es romper la barrera del miedo y la vergüenza; la etapa tres es visibilizar; la etapa cuatro es empezar a reconocerse como víctima y la etapa cinco es la reivindicación. Falta para la reivindicación porque Diego trabajó durante muchos años para lograr todos los trabajos que tenía y que no logró recuperar. Él está contento desde el punto de vista de la causa, de la Justicia, y porque encontrar un canal, un puente para no callar también es muy importante. No se trata de buscar venganza sino de buscar justicia.  

¿Qué le dirías a aquellos que enfrentan falsas acusaciones?

El mensaje más importante es romper el silencio. Cuando uno es inocente, tiene que poder demostrarlo y eso no es fácil. Debemos entender que las denuncias falsas tienen consecuencias devastadoras y que es necesario tomar acción para defender la verdad. Las personas que han sufrido este tipo de acusaciones deben poder encontrar los canales adecuados para recuperar su honor y sus derechos. También es esencial que los medios de comunicación y los actores judiciales se involucren en la concientización sobre el impacto de las falsas denuncias y en la creación de espacios de contención para las víctimas.