La jueza federal María Servini destacó el legado del Papa Francisco con palabras de profunda gratitud y una carta manuscrita como testimonio de cercanía. Subrayó su humildad, su consuelo constante y su entrega a los más sufrientes.
La jueza federal con competencia electoral María Servini eligió una evocación íntima y conmovedora para recordar al Papa Francisco. En su testimonio, expresó: “Recordar a su Santidad el Papa Francisco es traer al corazón la imagen de un hombre lleno de bondad, humildad y entrega”. Su recuerdo está marcado no solo por la figura institucional del Pontífice, sino también por una relación personal: atesora una carta manuscrita que Bergoglio le envió, símbolo de una conexión directa y cálida.
El testimonio de Servini no se limita a un homenaje formal. Es una descripción emocional de un vínculo que dejó huella: “Su opción de vivir en la Casa Santa Marta reflejó esa elección de sencillez y cercanía que tanto predicaba”, expresó. En un contexto de liderazgos muchas veces distantes o acorazados, el Papa eligió la cercanía como bandera.
Servini también destacó su mirada empática y su capacidad de consuelo: “Su mirada atenta, su palabra de consuelo y su preocupación constante por los que más sufren fueron siempre su sello”. Desde su rol en el Vaticano, Francisco sostuvo una línea de contacto humano constante, pese a los desafíos geográficos o políticos: “No importaba la distancia ni las dificultades, su deseo de estar cerca de los demás y de llevarles esperanza nunca cesó”.
La jueza eligió cerrar su homenaje con un gesto que atraviesa décadas de historia eclesiástica y política: una oración. Recordando la frase que tantas veces repitió el Papa -“Recen por mí”-, Servini expresó: “Así lo hice y así seguiré haciéndolo”.
