Con la presencia del ex juez de la Corte Eugenio Zaffaroni, el próximo lunes se presentará el libro “NARCOMENUDEO. Controversias entre lo que se persigue y lo que se castiga en la Ciudad de Buenos Aires”. La obra, escrita por Ariel Larroude, Santiago Zurzolo Suarez y Juan Líbano, pone el foco en las contradicciones del sistema penal porteño y aboga por un cambio de paradigma en el tratamiento del consumo y la comercialización de drogas.
El Salón Auditorio de la Facultad de Derecho de la UBA será escenario el lunes 14 de octubre a las 18:30 hs de la presentación del libro “NARCOMENUDEO. Controversias entre lo que se persigue y lo que se castiga en la Ciudad de Buenos Aires”.
El mismo fue escrito por Ariel Larroude (Director del Curso de Política Criminal Posgrado de Derecho UBA, ex Director Nacional de Política Criminal del Ministerio de Seguridad de la Nación); Santiago Zurzolo Suarez (Prof Adj. Int. “Teoría del delito”, juez de Tribunal Criminal PBA); y Juan Líbano (Prof. Adj. Int. “Criminología”).
La obra será presentada, ni más ni menos, que por el ex juez de la Corte Suprema, Eugenio Raúl Zaffaroni; el ex ministro de Seguridad de Santa Fe Marcelo Saín; la coordinadora del Área de Políticas de Drogas (ILSED), Mariana Souto Zabaleta; y el dirigente social Alejandro Salvatierra.
La dedicatoria del libro marca, quizás, una de las razones que lo motivaron: “A los adictos que han padecido el encierro. El de la droga y el del sistema penal. A ellos, esta publicación”.
En diálogo con Quórum, Larroude adelantó que el libro “lo que se marca, fundamentalmente, es la contradicción por la que navega el sistema penal porteño a la hora de abordar el tema del narcomenudeo en la Ciudad. En ese sentido, si se ven las estadísticas oficiales, el 70 por ciento de los delitos que se persiguen en la Ciudad son tenencia simple y tenencia para consumo personal, dos infracciones que no le tocan un solo pelo a las estructuras mafiosas dedicadas a la venta de drogas”.
Y añadió: “Por eso la idea es exponer esa contradicción desde una perspectiva racional e instrumental que direccione los medios represivos del Estado a la comercialización y no al consumo, al lavado y no a la mera tenencia. Todo ello, en el marco de un Estado que gasta mucha plata en buscar la droga pero no en recuperar adictos”.
Además, en la introducción del mismo se afirma: “Cabe decir que más allá de lo expuesto, lo cierto es que en gran parte del mundo se ha despenalizado la tenencia de drogas y, en algunos casos, llegó a legalizarse su ingesta, lo que redujo al máximo la injerencia del sistema penal en cuestiones de salud pública. Así, países como Canadá, Países Bajos, Sudáfrica, Portugal, Uruguay y algunos estados de Estados Unidos, entre otros, ya no reprimen el consumo personal y han reglamentado satisfactoriamente el uso de narcóticos. De hecho, recientemente el máximo tribunal brasileño, el Supremo Tribunal Federal de Brasil, estableció que es legal que una persona posea y transporte hasta cuarenta gramos de marihuana y no sea considerado traficante sino consumidor. Este proceso de legalización y no punición es muestra clara de cómo un enfoque represivo no sólo deja de dar respuestas a la criminalidad, sino que pierde la posibilidad de que el Estado pueda controlarla, también, bajo ciertas reglas impositivas”.


