Seguridad, emprendimiento y turismo fueron algunos de los temas centrales en la entrevista que el jefe de Gobierno, Jorge Macri, brindó a Quórum. Además, destacó el impacto de figuras como Julio Bocca en la cultura porteña. A medida que avanza su gestión, Macri tiene como objetivo recuperar el brillo y la vitalidad que siempre distinguieron a la Ciudad de Buenos Aires. No evitó referirse a temas sensibles como los piquetes, los manteros y su visión de restaurar la normalidad en una ciudad que, en los últimos años, ha vivido en constante desequilibrio.
¿Cómo está el tema de las iniciativas previstas para fortalecer a Buenos Aires como la capital gastronómica?
Te diría que en realidad la Ciudad ya lo es. Tiene un privado que emprende y además tiene una particularidad la Ciudad de Buenos Aires, que es su multicultura. Lo más atractivo que tiene esta ciudad es que es una ciudad internacional en sí misma. Eso ha generado que la mezcla de culturas, de orígenes, haya generado ya una cocina de fusión, cuando ni siquiera se llamaba cocina de fusión. Si yo te digo milanesa la napolitana, sólo la Argentina puede unir a Milán y a Nápoles en un plato. En Italia es imposible. O le hablas a un milanés, de Nápoles y te dice, eso es el norte de África casi. Se pelean entre ellos. Hay un fenómeno muy atractivo que es eso, lo multicultural, lo multiétnico, las distintas camadas de inmigraciones. Eso generó que primero por barrios, pero después ya en toda la ciudad, vos tengas una oferta gastronómica muy amplia. Obviamente mucho del turismo viene a buscar a la Ciudad de Buenos Aires la carne, que nos ha posicionado, pero después todo lo que devino de la cultura del vino, que encuentra en la ciudad el gran lugar donde mostrarse, da una oportunidad espectacular. ¿Qué tenemos que hacer nosotros? Ponerlo en notoriedad, hacerlo saber, que la experiencia sea linda. El turismo ha cambiado en el mundo. Cuando yo viajaba las primeras veces con mis padres, el objetivo era ir y sacarte la foto en ese lugar reconocido. No había internet, entonces la foto era un objetivo en sí mismo. Hoy el turismo se ha transformado más en un fenómeno de experiencia y la gastronomía es una de las experiencias que se busca. Entonces pasarla bien, sentirte seguro, que sea agradable, que haya una combinación de gastronomía, cultura, museos, el tango que nos caracteriza en el mundo. En realidad es una oferta amplia pero, ya te digo, creo que nuestra tarea como Gobierno es darle notoriedad, generar eventos donde mucho emprendedor gastronómico que por ahí todavía no pegó el salto, o que es muy de nicho, pueda llegar a segmentos más grandes y después dejar que el privado fluya. El Estado tiene que darle más libertad al privado para que el privado emprenda. La cultura de la comida es identitaria nuestra, el reunirnos a comer y te lo marca cualquier persona que vino a vivir a la Argentina de afuera. Esto de que ustedes se juntan a comer, te invitan a comer a la casa de alguien, no es tan habitual en otros países. Entonces es muy identitario nuestro. Creo que simplemente eso, ponerlo, hacerlo ver, que la experiencia sea linda y después ayudar a que algunos circuitos vayan floreciendo. A los tradicionales, ya Villa Crespo tiene su sector; Devoto tiene su área, Almagro; la zona de Chacarita; La Paternal. Entonces poner en valor esos nuevos circuitos donde emprendedores gastronómicos nuevos tienen un ticket de entrada más fácil porque el costo de instalarte inmobiliariamente es más barato y buscan eso, el borde de lo innovador. La verdad que la oferta es maravillosa, ya está ahí, nosotros tenemos que poner un poco de luz.
¿Cómo crees que pasó la sociedad de buscar esa foto en un lugar a querer vivir experiencias y eventos?
Es interesante. Creo que porque la foto hoy está. En la imagen vos podés viajar. Podés poner un protector de pantalla y tener imágenes de todos lados. Antes, ¿quién tenía las fotos? Vos ibas a una casa de alguien y te traía el álbum de su viaje o algunos muy avanzados tenían un Super 8 y habían filmado algo de un viaje o tenían una diapositiva. Eso hoy lo tenés. En las redes, en las series, en las plataformas. Hoy tenés la posibilidad de canales que te muestran el ver. Ahora, la experiencia de estar en el lugar, los olores, los sonidos, las vivencias, las culturas, la gastronomía, creo que son fenómenos más pos redes sociales, donde el acceso a la imagen se generalizó, pero te falta lo otro. Además, el costo de viajar en la economía mundial ha bajado. Cambió también mucho el acceso al viaje, hoy en la economía mundial el turismo se ha transformado en una industria en sí misma muy relevante.
¿Qué significa Julio Bocca dirigiendo el Teatro Colón?
Tiene muchas aristas. La primera es la humana. Julio no se pudo despedir del Colón y de la Argentina como él merecía despedirse. Entonces poder volver, primero ahí hay una sanación personal de alguien que le dio un montón a la cultura argentina y nos posicionó en un lugar no tradicional de nuestra cultura que se la merece. Segundo, Mauricio reabrió el Colón, algo que parecía impensado. Durante muchos años estuvo cerrado, hay muchos jóvenes que no lo saben. De hecho, había una cartelera cultural alternativa como era la fundación en Mozarteum o el ciclo de armonía en el Coliseo que intentaban suplir lo que el Colón no podía hacer, que era poner en escena espectáculos de la lírica, del ballet y de la música internacionales. Mauricio recuperó el lugar físico y durante todo este tiempo hubo mejores y peores momentos desde la programación, pero el desembarco de alguien como Julio lo pone en un nivel de excelencia distinto, ya no sólo desde la programación, sino desde lo que es la escuela del Colón. Esto es muy importante, porque justificar la inversión que la Ciudad hace en el Teatro Colón sólo desde el escenario y desde la cartelera es poco, es escaso. Nosotros tenemos que desafiarnos a más. El Teatro Colón debe volver a ser una escuela de talentos. Entonces Julio con todo su equipo tienen como desafío lograr que lo que ocurra en el escenario el año que viene sea mejor que lo anterior, pero sobre todo recuperar la formación y la escuela de talentos. Y de nuevo, esto vuelve a ser un gran atractor de turismo. Como el turismo de eventos de la Ciudad de Buenos Aires, sea con el Movistar Arena -que es un emprendimiento absolutamente privado pero que trae muchos artistas y por lo tanto turismo-; el turismo de ferias; el turismo de cultura. Es una rama del turismo muy importante. Cuando antes hablábamos de la experiencia, yo por ahí me detuve más en la gastronomía, pero hoy la gente viaja también por el turismo de eventos, los congresos. La ciudad de Buenos Aires sigue siendo líder en Latinoamérica en la generación de congresos y seguimos trabajando en esa línea. De hecho, por ejemplo, yo di marcha atrás con una decisión que era vender los terrenos de Costa Salguero para que se hiciera vivienda ahí, para mantener ese lugar como un lugar de eventos, ¿por qué? Porque la Ciudad necesita muchos lugares para generar congresos y eventos, no podía quedar sólo con uno o dos lugares. Es mucha la economía que se mueve detrás del turismo y de la actividad de eventos.
¿Hay otros planes para poner en valor la cultura porteña?
Sí, probablemente de lo más atractivo es Julio Bocca, pero podría decirte que estamos comenzando ahora también una puesta en valor del Centro Cultural San Martín. Lo vamos a dejar renovado como nunca antes, de hecho vamos a hacer cosas que no se habían hecho. Vamos a terminar una obra que quedó inconclusa. La gente no tiene por qué saberlo, pero parte de lo que se planeó en un momento que nunca se terminó de hacer en el Centro Cultural San Martín y que nosotros vamos a completar. La cultura ocupa un lugar muy importante en nuestra agenda y de nuevo la que gestionamos nosotros y también la del privado. Porque si yo te digo ArteBa, hay mucha gente que viene y por ahí que piensa de la Ciudad la organiza. Nosotros acompañamos pero es un evento privado. El FIBA y el BAFICI también tienen más que ver con el rol del privado, entonces me parece que también tenemos que ayudar a que esos hechos culturales privados brillen y les vaya bien.
¿Al cine también lo están ayudando?
Lo estamos ayudando en varias líneas. Al BAFICI, de hecho, ya lo estuvimos acompañando en esta edición pero para el año que viene dentro poco vamos a anunciar que aumentamos el nivel de apoyo económico en lo que respecta a becas y premios para ayudar a ese cine de vanguardia, que de alguna manera intenta buscar su lugar en el mundo y muchas veces no persigue un rédito el comercial sino que es un cine más testimonial. Tenemos el cash rebate para las producciones más comerciales, que les devolvemos parte de los impuestos que les cuesta producir en la Argentina y ahí hay participación de plataformas internacionales. Hay un montón que están compitiendo y han ganado premios o han accedido a estos premios. Priorizamos ahí la generación de empleo y cómo se muestra la Ciudad. Ahí de nuevo hay cosas maravillosas que van ocurriendo. Si han visto la serie Nada, la manera en la que esa serie de este que lo tiene a Brandoni como este este protagonista principal muestra de la ciudad de buenos aires es la pieza digamos de promoción turística más maravillosa que podemos tener y no fuimos nosotros, fue un privado que la creó y te muestra el Riachuelo de un lugar que te dan ganas de ir, de conocerlo, entonces esas son las nuevas maneras también de promover una ciudad.
Impulsaron en la Legislatura porteña la sanción de la Ley de Reiterancia. ¿Cómo podría mejorar esta norma la seguridad y reducir la criminalidad?
Los argentinos y quienes visitan esta ciudad valoran mucho la seguridad pero Argentina tiene un problema grave que es la cantidad de veces que tenemos que detener a un delincuente antes de que quede efectivamente detenido. He posteado hace poco el caso de un delincuente al que habíamos detenido 28 veces y seguía en libertad. Y acá es interesante la discusión, porque no es que había robado una manzana o una gallina o pobrecito. No, tenía cargos por robo a mano armada, venta de estupefacientes, resistencia a la autoridad, delitos de violencia de género, escalamiento para entrar a una casa y robar, o sea, muchos con arma. Sin embargo, los dejan en libertad porque en la Argentina hay un concepto que es la reincidencia que plantea que para que un delito sea un agravante de otro anterior tiene que tener ya sentencia firme. Es decir que debe tener casi prisión definida y en la Argentina a veces eso implica llegar a Cámara, a Casación o hasta la Corte Suprema. Entonces, son ventanas de siete años durante las que seguir cometiendo delitos no es un agravante. La reiterancia, que ya la tienen varias provincias y funciona, define algo mucho más simple. Cometer un delito puede ser excarcelable pero cualquier delito que vuelvas a cometer, implica que vos esperas la condena detenido. O sea, no hay esta cosa de tengo que esperar a que haya sentencia firme. En Mendoza, en Chubut, en Tucumán, en Formosa, donde ya se ha puesto en práctica y parcialmente en la Ciudad con algunos de los delitos que están bajo nuestra órbita, ya demuestra éxito. Porque nos permite esto, que alguien que ha entrado en un mecanismo de delincuencia sostenido, no siga delinquiendo. Después podemos discutir por qué llegó a esa instancia, cuáles son las razones sociales, socioambientales, culturales que lo llevaron a eso, pero es un error dejarlo en libertad sin pensar en las víctimas. Lo que nosotros vamos a hacer es atacar las razones del delito pero también frenar el delito. La figura de la reiterancia nos permite eso, que ese tiempo en el que se sigue cometiendo delitos sin que haya un agravante, desaparezca, cese. Queremos que desaparezca esa sensación de puerta giratoria y la frustración de muchos policías y ciudadanos.
¿Hay espacio para mantener a los privados de la libertad?
Sí, sí hay, y si no lo hay, hay que generarlo. Sin embargo, la disyuntiva no puede ser esa, porque si no, volvemos a la discusión de la pandemia: los dejamos en libertad. En definitiva, hay un esfuerzo constante para que las personas entren y salgan, lo cual es un problema. Aquellos que cometen delitos deben ser detenidos y se debe trabajar en su reinserción, pero no podemos pensar que solos bajo las mismas condiciones encontrarán su camino. Generalmente, quienes reinciden en delitos y ya forman parte de un sistema delictivo. Los detienen, los liberan, ¿y qué hacen después? ¿Van a conseguir un trabajo formal? No, porque nadie les ofrecerá laburo debido a sus antecedentes. ¿Y qué sucede en ese caso? Vuelven a caer en el delito; a los dos o tres días, alguien les vuelve a poner un arma en la mano y regresan a delinquir. No hay solución fuera de este ciclo, porque tampoco disfrutan de una libertad plena; carecen de opciones de vida y de una proyección hacia el futuro. Necesitamos abordar este problema social, pero también proteger al resto de la sociedad, que sufre las consecuencias de estos delincuentes. Y sí, hay espacios disponibles; nosotros estamos construyendo. Hemos retomado la construcción de la cárcel en Marcos Paz, que había sido abandonada por el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta. Ya la hemos licitado y estamos avanzando con la obra. Además, hemos implementado mecanismos de detención distintos a los de las comisarías, para tener a estas personas bajo control mientras esperan ser trasladadas a un penal. Para mí, recuperar el orden en la Ciudad es una prioridad, porque sin orden no hay libertad, ni posibilidad de emprender o desarrollar proyectos. Existe un concepto erróneo que sostiene que el desorden es creativo. Hasta los creativos más destacados reconocen que necesitan momentos para sentarse, pensar, crear, escribir, o producir frente a un lienzo. Incluso el proceso creativo más puro, el artístico, requiere de un cierto orden. Por lo tanto, una ciudad desordenada no puede florecer.
¿Cómo vienen trabajando con la problemática de los manteros en el espacio público?
Va en la misma línea. Sin duda, existe un contexto social complejo que lleva a muchas personas a buscar formas de subsistencia. Al mismo tiempo, este contexto también es desafiante para quienes tienen un local: cumplen con las formalidades, están registrados, pagan sus impuestos y tienen los matafuegos en regla. Hemos establecido un criterio claro: el Gobierno es quien define qué se puede hacer en la calle, no cualquier persona. Por lo tanto, ordenar el tema de los manteros es otro de los desafíos que hemos asumido. Estamos organizando varios parques donde había manteros durante los fines de semana, pero la última gran acción se llevó a cabo en Once, donde se ha logrado un cambio impresionante. La gente ha vuelto a comprar en Once y los comerciantes formales se sienten reconocidos y valorados. No podemos olvidar que detrás del fenómeno de los manteros, aunque hay una necesidad social, también suelen existir aspectos más oscuros. Muchas veces, venden mercadería robada, productos de origen incierto o marcas falsificadas. Además de afectar la estética del lugar, estas actividades están vinculadas a organizaciones delictivas que deben ser desmanteladas. Un claro ejemplo de esto era la calle Perete, que conecta Retiro con la terminal de colectivos. Allí, se había instalado una feria que, desde hace aproximadamente ocho años, había crecido descontroladamente. Había personas que, aunque no vivían allí, pernoctaban y vendían productos robados a plena luz del día, como llantas de autos sustraídas. También se comercializaban computadoras del Plan Sarmiento, y, evidentemente, allí también se traficaba droga y había trabajo esclavo. Imagina llegar de Córdoba a la ciudad de Buenos Aires y encontrarte con esa escena como primera imagen. Liberar el espacio público de este tipo de ocupaciones, donde se entrelazan manteros, ferias y actividades delictivas, es parte del orden que necesitamos. Todos debemos sentirnos cómodos en cualquier rincón de la ciudad.
¿Y se les ofrece algo?
Sí, claro. En muchos casos vos te encontrás en algunas de esas situaciones con emprendedores genuinos que honestamente necesitan y quieren trabajar, porque hay crisis y golpea. Entonces lo que les ofrecemos a todos los que se quieran registrar es ser parte de las ferias de la Ciudad. La Ciudad tiene un mecanismo de ferias habilitadas, formales, algunas son itinerantes y van rotando por los barrios, otras tienen la habitualidad de estar en algunos parques emblemáticos como puede ser Rivadavia o Chacabuco. Ahí pueden tener sus puestos. Ese mundo es distinto, tal vez está en la misma precariedad que ese otro mantero que tiene detrás todo eso oscuro, termina en el mismo lugar pero tiene una historia de vida muy distinta. Ahí tratamos de rescatar esa voluntad de emprender y de trabajar, ayudarlas porque en general son mujeres en la informalidad, ayudarlas a que se registren, a que se capaciten. Muchas de ellas tienen a veces una cualidad pero no saben, por ejemplo, cómo ponerle precio a su producto. Más o menos saben cuánto le costó, pero el precio no es una resultante sólo de lo que te costó, sino averiguar cuánto valen las cosas, cómo usar las redes para promover. Está bueno estar en una feria porque a todo el que produce algo le gusta interactuar con la persona y ver cómo se enamoran de su producto o cómo prueban un budín y lo disfrutan, pero las redes hoy son la principal vidriera, entonces las capacitamos también en ese sentido y las tratamos llevar a ese mundo formal.
Respecto de los acampes, ¿qué están haciendo?
Lo mismo, ordenar y no permitir que alguien se adueñe de lo que es de todos. El espacio público es el único lugar donde todos tenemos el mismo derecho. Si hay dos servicios que yo le presto a todos los porteños y los que vienen de afuera, es el espacio público y la seguridad en el espacio público. Ahí es todo responsabilidad del Gobierno y todos tienen que tener derecho a disfrutar de la misma manera. Si alguien se apropia de lo que es de todos es una situación injusta entonces hemos ido levantando los acampes de la Plaza Lavalle frente a Tribunales o Plaza de Mayo, que estaba desde hace años. Estamos tratando de ordenar, de volver a cierto grado de normalidad, a disfrutar de una ciudad te diría normal. Lo mismo que disfrutamos cuando viajamos a otras partes del mundo, donde encontramos un orden que consideramos normal, debería llevarnos a comportarnos de manera más adecuada. Me parece que, al convivir con un alto grado de desorden, también adoptamos actitudes desordenadas. Siempre me pregunto por qué, sin viajar muy lejos, en el mismo auto y con nuestra familia, al subir a un barco y cruzar a Uruguay, de repente recordamos que una senda peatonal es para que alguien cruce caminando. Aquí, si vemos a alguien en una esquina, a menudo tratamos de pasarlo, empujándolo hacia la vereda, mientras que en Uruguay, al llegar a una rotonda, simplemente frenamos y respetamos que el que viene tiene el paso. En cambio, aquí, a menudo metemos el auto de manera agresiva, intentando ganar tiempo. Ese desorden generalizado nos lleva a comportarnos de manera inapropiada y a convertirnos en parte del problema. Por eso, ordenarnos también implica organizar nuestra conducta y respetar el espacio en el que estamos. Si veo una ciudad más hermosa y ordenada, donde nadie puede ocupar una plaza, sentiré que ese espacio me pertenece. Es más probable que me ocupe de levantar un papel del suelo o que evite tirarlo. Ese grado de convivencia en una ciudad normal y ordenada es parte del trabajo que debemos llevar a cabo como gobierno.
¿Hay un antes y un después en la ciudad sin piquetes?
Sin piquetes, hay un antes y un después en la Ciudad. El otro día, llegué tarde a casa después de trabajar. Mi esposa, María Belén (Ludeña), estaba con su amiga Yamila, que vive en San Fernando, y me dice: “Hoy me di cuenta de algo, hace mucho que no me fijo si va a haber cortes antes de venir a la Ciudad. Me había acostumbrado a que antes de arrancar de San Fernando tenía que fijarme si la 9 de Julio iba a estar cortada, si Paseo Colón iba a estar cortado. Veía el informe y por ahí definía no venir a la Ciudad porque sabía que iba a ser un caos”. Afortunadamente, hemos naturalizado el hecho de que ya no es necesario hacer eso. Creo que hay un antes y un después en este tema. Porque existe un derecho a manifestarse, y no tengo ningún problema con ello, pero también hay un derecho a trabajar, a circular, a estudiar y a acceder a servicios de salud. Los comercios que tenían que convivir con el espacio público ocupado permanentemente enfrentaban situaciones muy injustas y, en muchos casos, se veían obligados a cerrar después de años de esfuerzo. Aún seguimos enfrentando este desafío, ya que es una batalla que debemos sostener. Cada cierto tiempo, necesitamos retomar esta discusión, como sucedió en algunas de las últimas sesiones en el Congreso, donde la violencia ha surgido y se han roto cosas. Nosotros intentamos prevenir daños, pero también tenemos una política de subsidios para ayudar a los comerciantes a reparar lo que se rompe. Me parece fundamental que, a pesar de la situación, estos negocios sigan en pie. Si no, corremos el riesgo de que cierren los bares de esa zona, lo que haría que la ciudad se vuelva más fea. Por eso, cuando hay consecuencias, nos esforzamos por estar cerca de esos comerciantes, ayudándolos a levantarse. Aunque no siempre podemos reponer todo el daño, lo que muchos nos dicen es que, al menos, se han dado cuenta de que estamos allí, que existen y que tienen un problema, y que les estamos tendiendo una mano. Eso, para ellos, ya es un gran alivio.
En cuanto al alarmante incremento en las apuestas online en los colegios, ¿cómo lo están tratando?
Es un temón. No hay ninguna duda de que convivimos y vamos a seguir conviviendo con la tecnología y que es una herramienta excepcional. Pero tiene algunas derivadas graves. Una es que se ha transformado en una adicción en sí mismo y ahí nosotros instalamos toda una discusión respecto del celular y el aula. Limitando el uso del celular en el aula e invitando a las escuelas inclusive a que discutan el celular y el recreo. Porque los chicos están socializando menos entre ellos, hablan menos entre ellos. La otra vez lo decía en la conferencia de prensa, medio en chiste, que el que produce pitucones para las rodillas se funde hoy, porque hoy no se juega el fútbol, no se corre, están ahí con el celu. Pero probablemente la expresión más dramática de todo lo que es tecnología y jóvenes son las apuestas online. Sobre todo que están sostenidas en función de lugares de apuestas ilegales, porque los lugares de apuestas legales tienen controles de edad bastantes bien organizados y formalizados. Ocho de cada diez apuestas ocurren en sitios ilegales. Entonces el primer gran logro es que logramos instalar el tema. Comenzamos a hablar sobre la ludopatía y las apuestas entre los jóvenes, un tema que, aunque no lo hayamos descubierto nosotros, ya circulaba en los chats de padres y en las conversaciones de los colegios. Era un asunto que se trataba con cierta vergüenza. Cuando mencioné este tema en una conferencia de prensa, un periodista me preguntó cuál era mi objetivo. Le respondí que, aunque mi objetivo es amplio, lo reduciría a algo muy concreto: lograr que, esta noche, en una familia donde nunca se ha hablado del tema, se discuta. Creo que logramos eso, instalando la conversación. A partir de ahí, implementamos medidas más concretas, como el bloqueo de acceso a sitios de apuestas legales e ilegales en las redes wifi de las escuelas y en wifi público. Hasta la fecha, hemos denunciado más de 1.800 sitios de apuestas ilegales y hemos iniciado causas penales. Semanas atrás, descubrimos una organización involucrada en la investigación en la Ciudad de Buenos Aires, lo que nos llevó a coordinar esfuerzos con la Justicia de la provincia de Buenos Aires, Gendarmería, Prefectura y la Policía provincial. Realizamos más de 30 allanamientos y detuvimos a varios individuos, ya que esta organización ofrecía préstamos a jóvenes para que siguieran apostando, lo que constituye un flagelo grave. Hace unos días, Pilar Sordo nos ofreció una charla sobre ludopatía y mencionó algo que resonó: en Argentina, vivimos en una especie de “timba” permanente. En otros países, como Chile, no se habla de ganancias de este tipo en la sobremesa. Aquí, sin embargo, la conversación gira en torno a cómo “salvarse” o encontrar opciones financieras, lo que crea un caldo de cultivo perfecto para la ludopatía. Si un niño de tres, cuatro o cinco años escucha conversaciones sobre ganar un 10% cambiando dólares, es natural que, eventualmente, se sienta atraído por las apuestas. Las apuestas online son un problema mundial, pero en Argentina han explotado de manera dramática, y debemos enfrentarlo. Primero, como Gobierno, debemos controlar la situación: por eso los bloqueos, las denuncias y la persecución de quienes promueven apuestas ilegales, especialmente entre los niños. También es esencial fomentar la conversación y la conciencia. Por ejemplo, los padres pueden bloquear el acceso a sitios de apuestas en los celulares de sus hijos. Aunque algunos sitios ilegales pueden escaparse, la conversación es clave. Las historias que han surgido en las charlas que generamos en escuelas y clubes son impactantes; muchos chicos han perdido fortunas, y al preguntarles por qué apostaban, la mayoría dice que lo hacían para “salvar a su familia”. En un contexto de crisis, sienten que apostar es una posibilidad, pero no entienden que las apuestas online están diseñadas para hacerles perder. No se trata de azar, como lanzar una moneda; hay un algoritmo que mide y controla los resultados. Cuando ganan, se les anima a seguir apostando, y cuando pierden, reciben notificaciones que los incitan a volver a intentarlo. Al explicar esto a los chicos en las escuelas, muchos comprenden que no hay forma de vencer a la industria de las apuestas, lo que abre sus ojos a la realidad. Generar conciencia sobre este tema es, sin duda, un gran desafío.
¿Cuáles son las prioridades de tu gestión?
Tengo miles pero si debo elegir una yo te diría que la ciudad de Buenos Aires vuelva a brillar. La Ciudad para mí en el último tiempo se opacó un poco. Es maravillosa, es bella, es divina, pero tiene que volver a tener esa pulsión de vida, esa energía, ese brillo que nos haga sentir orgullosos. Soy porteño y me encanta esta ciudad. No envidiemos lo que vemos afuera; es cierto que, al mirar a Madrid, encontramos una ciudad modélica. Si tuviera que elegir a qué ciudad quiero parecerme hoy sería a Madrid. Es interesante discutir este tema ahora que estoy por ir allí. Hace 10 años, si pensabas en un destino en España, era obvio que muchos argentinos optaban por Barcelona. Sin embargo, hoy Madrid ha captado la atención de nuestro país. Esta transformación se debe al orden, a la planificación y a los cambios que ha experimentado. Madrid se ha convertido en una ciudad llena de libertad, arte, creatividad y vida, rica en todos los sentidos. Por otro lado, Barcelona, a raíz de gestiones desordenadas, ha perdido un poco de su esplendor. Aunque conserva su capital histórico y su riqueza cultural y arquitectónica, se ha opacado. Quiero que Buenos Aires brille de nuevo, que sea una ciudad que nos haga sentir orgullosos. Que cuando nos pregunten dónde vivimos, respondamos “Buenos Aires” y se nos infle el pecho de orgullo.