Tras un cruce sin precedentes entre ambas naciones, nada parece detener al Ejército israelí en su objetivo de eliminar al grupo terrorista Hamás de la franja de Gaza.
El primer Ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, con amplio respaldo político luego de la masacre concretada por el grupo terrorista Hamas el 7 de octubre de 2023 que dejó el saldo de 1200 muertos y unos 130 secuestrados, ratificó esta semana el objetivo: eliminar al terrorismo de la franja de Gaza sin dejarse intimidar por la sorprendente presión ejercida por el mismísimo Estados Unidos, histórico aliado inquebrantable que ahora intenta tomar cierta distancia de la estrategia israelí.
Puertas adentro del gabinete de guerra de las FDI se sabe que abandonar la ofensiva en Gaza permitiendo el libre reordenamiento de Hamas en el territorio no es una opción viable a esta altura de los acontecimientos, mientras las tropas se acercan en Rafah a los últimos batallones de terroristas que mantienen a los rehenes y a los civiles como escudos humanos.
Fue el mismo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, quien se encargó de alertar a Israel amenazando con suspender el envío de armamento si Israel toma la determinación de continuar con sus planes de penetrar en la única ciudad que le falta de Gaza, Rafah.
En medio de un clima de desesperación y angustia por parte de los habitantes trasladados, el líder de la Casa Blanca dijo públicamente en una entrevista a la CNN: “Civiles han muerto en Gaza debido en parte a bombas estadounidenses –refiriéndose a las de 907 kilogramos – y dejé en claro que si van a Rafah, no voy a suministrar las armas que se han utilizado históricamente”. Aunque finalmente manifestó que Estados Unidos va a seguir asegurándose “de que Israel esté protegido en términos del Domo de Hierro y su capacidad para responder a ataques como los recientes por parte de Oriente Medio«.
La respuesta contundente del Primer Ministro de Israel no demoró en llegar: “Si tenemos que luchar solos, lucharemos solos. Si es necesario, lucharemos con las uñas. Pero tenemos mucho más que uñas”.
Por su parte, el principal portavoz militar israelí, Daniel Hagari, añadió en una conferencia de prensa que el Ejército tiene las armas que necesita para las misiones que planifica, y también para las misiones en Rafah. «Tenemos todo lo que necesitamos«, advirtió.
En la última semana, y ante el avance decidido de las FDI en Rafah ocupando el cruce fronterizo Erez que une Gaza con Egipto, la respuesta de los enemigos de Israel llegó en conjunto: por un lado desde el interior mismo de Rafah, y por otro desde la zona centro de Gaza, en ambos casos tratándose de cohetes que alcanzaron a la ciudad de Beersheba. Pero también desde el Líbano, donde el grupo terrorista Hezbolá lanzó un nutrido ataque a través de unos 25 proyectiles hacia la ciudad de Kiryat Shmona, al norte de Israel, varios de los cuales fueron interceptados por la Cúpula de Hierro pero otros cayeron provocando incendios y daños materiales.
En respuesta a estos lanzamientos, y como viene sucediendo con frecuencia, el Ejército israelí bombardeó las instalaciones desde donde fueron disparados los misiles, incluyendo también, gracias a conclusiones de Inteligencia, el derribamiento de otros edificios y áreas utilizadas por milicianos.
Vuelven a ser varios los frentes de batalla en la región, recordando como punto alto del conflicto los cientos de drones explosivos enviados por Irán hacia Israel el mes pasado, en histórico acontecimiento que también fue replicado por Israel atacando estratégicamente la ciudad iraní de Isfahán, o bien las reiteradas ofensivas de los rebeldes hutíes en Yemen contra los barcos internacionales en el mar rojo.
Al momento no existen acuerdos que logren poner fin a la guerra, más allá de los esfuerzos de otras naciones que hacen de mediadores entre Israel y el grupo terrorista Hamas, tales como Qatar, Arabia Saudita, Egipto y el mismo Estados Unidos.
El último intento fue trunco, cuando Israel informó que la propuesta de «alto el fuego» aceptada por Hamas en El Cairo fue elaborada de forma unilateral, sin el visto bueno de Israel, que lejos está de aprobar algo tan flexible y “lejos de sus demandas fundamentales” justo ahora que se encuentra frente a frente a los últimos batallones terroristas de resistencia en Gaza.