sábado, abril 26, 2025
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Narcomenudeo en la mira: una presentación con críticas a las políticas criminales

Se llevó a cabo la presentación del libro NARCOMENUDEO. Controversias entre lo que se persigue y lo que se castiga en la Ciudad de Buenos Aires. Durante el evento, que contó con la presencia de destacadas figuras como Eugenio Raúl Zaffaroni y Marcelo Saín, se criticó duramente las políticas actuales de lucha contra el narcotráfico, señalando sus contradicciones y la falta de resultados efectivos.

En una Facultad de Derecho revolucionada, con clases abiertas, vigilia, alumnos pintando banderas, todos reclamando por una actualización de salarios al personal docente y no docente y por una universidad pública y de calidad, se llevó a cabo este lunes 14 el lanzamiento del libro “NARCOMENUDEO. Controversias entre lo que se persigue y lo que se castiga en la Ciudad de Buenos Aires”. 

El mismo fue escrito por Ariel Larroude (Director del Curso de Política Criminal Posgrado de Derecho UBA, ex Director Nacional de Política Criminal del Ministerio de Seguridad de la Nación); Santiago Zurzolo Suarez (Prof Adj. Int. “Teoría del delito”, juez de Tribunal Criminal PBA); y Juan Líbano (Prof. Adj. Int. “Criminología”).

La obra fue presentada, ni más ni menos, que por el ex juez de la Corte Suprema, Eugenio Raúl Zaffaroni; el ex ministro de Seguridad de Santa Fe Marcelo Saín; la coordinadora del Área de Políticas de Drogas (ILSED), Mariana Souto Zabaleta; y el dirigente social Alejandro Salvatierra. 

La primera en hacer uso de la palabra fue Souto Zabaleta, quien aseguró que se trata “de un libro de mucho interés en un área de conocimiento bastante inexplorada en Argentina”. 

También sostuvo que, si bien la obra hace foco en la problemática de la Ciudad de Buenos Aires, “lo que sucede en Argentina sucede en todo el mundo”. En ese sentido, rescató que ya se ha reconocido que se trata de una política ineficiente y “ya no se habla de legalizar o prohibir el consumo sino directamente se debaten iniciativas regulatorias”.

Felicitó nuevamente a los autores por su trabajo y agregó: “Es muy bueno para pensar en el mientras tanto. No es el Derecho Penal donde está la respuesta a este problema. Si seguimos haciendo lo mismo vamos a seguir teniendo malos resultados”. 

A su término, “Pitu” Salvatierra reconoció haber sido un consumidor problemático de drogas en recuperación y desde ese lugar sostuvo: “Quienes pasamos por eso sabemos que se trata de un problema de salud mientras el Estado lo trata como un problema de seguridad. No se trata de criminalizar el consumo de cualquier sustancia. Se debería invertir lo mismo que se destina a la lucha contra el narcotráfico en el tratamiento y la recuperación de adictos. Sabemos que no es así, el Sedronar no tiene los recursos suficientes”.

Por su parte, Sain reconoció tener un cierto cansancio al ver el debate que hay en torno al consumo de estupefacientes y su comercialización. “No se avanzó nada en los últimos años, sino que se retrocedió en forma sensible”, afirmó un tanto resignado. 

Apuntó a la política “tanto por derecha como por izquierda” de tener vínculos con el narcotráfico y aseguró: “No tengo dudas que en los próximos años se va a conocer que tenemos gobernadores narcos, es decir gobernadores en cuyas campañas han recibido aportes de dinero vinculado al narcotráfico”.

Sain reconoció el trabajo de Larroude al desarrollar en el libro el concepto de que “siempre se usa el Derecho Penal para resolver una problemática de salud, en vez de avanzar en una verdadera política criminal integral”.

Antes de insistir con la necesidad de escribir otro libro planteando el rol de la política y el narcotráfico, Sain aprovechó para dar otro mensaje: “Aprovecho que estamos en la Facultad de Derecho, acá lamentablemente se forman muchos defensores y pocos fiscales y el rol del fiscal es muy importante”. 

Y cerró: “Es necesario hacer un gran acuerdo nacional para la política se deje de joder con la plala del narcotráfico. El sistema acusatorio adversarial no va a resolver estos problemas, hay que discutir normas procesales adecuadas y severas”.

Llegó el turno de Zaffaroni, quien no solo fue el más aplaudido, tanto antes como después de su intervención, sino que también se tomó el tiempo para firmar libros, tomarse fotos y saludar a muchos de los estudiantes presentes. Mientras tanto, los autores del libro, conscientes de que su figura podría quedar algo opacada, vivieron la presencia del ex juez de la Corte como un verdadero honor.

Durante su exposición hizo un análisis del rol de Estados Unidos en lo que respecta al consumo de cocaína y también a su comercialización y sus políticas criminales, para luego opinar sobre el actual tratamiento de la problemática en nuestro país. 

Al ser consultado por Quórum su participación en el panel, afirmó: “Este libro es fundamental porque pone de relieve la irracionalidad de la actual política criminal, una política equivocada que malgasta recursos judiciales, policiales y humanos en una lucha sin resultados. Estos esfuerzos, dedicados a algo que no lleva a condenas efectivas, son inútiles. Pretender que esto es una lucha contra el narcotráfico resulta ridículo”.

Durante su exposición, además mencionó la irresponsabilidad de algunos legisladores al tratar el Código Penal: “Históricamente, en Argentina, hubo una prudencia en la creación de códigos penales. Figuras políticas de gran relevancia, sin importar su ideología, participaron en el proceso, como Carlos Tejedor, quien casi llegó a ser presidente, y tenía la confianza de Hipólito Yrigoyen. A pesar de nuestra historia constitucional compleja, sólo hemos tenido dos códigos penales. Sin embargo, el último código, de 1921, ha sido completamente desmantelado. Desde el regreso al sistema constitucional, ha habido una producción desmedida de leyes penales, algo sin precedentes. La ley penal debería ser excepcional, pero hoy tenemos una comisión permanente de Legislación Penal que produce una nueva ley cada semana, lo cual ha generado una tremenda inseguridad jurídica”.

Y agregó: “Hoy, ni los jueces saben cuál es la ley vigente. Antes les decíamos a los estudiantes que no abrieran el código en los exámenes, pero ahora somos los docentes quienes necesitamos tenerlo abierto para explicar las normas. Nunca habíamos tenido tal confusión legislativa. Actualmente, hay una ley absurda de combate a la criminalidad organizada, que ignora por completo el principio de legalidad. Esto no sorprende, ya que esta falta de escrúpulos ni siquiera sirve para ganar votos, porque ni se publicita. Destruir la legislación penal se ha vuelto una costumbre, y así estamos”.

Por último, Zaffaroni sostuvo que actualmente no hay un verdadero Poder Judicial. “La magistratura que tenemos no garantiza la supremacía constitucional ni el ‘stare decisis’. Tampoco contamos con una casación nacional unificada, lo que genera que haya 24 interpretaciones diferentes de nuestros códigos. Esto provoca una grave inseguridad jurídica: no podemos confiar en que los tribunales o jueces no inventen algo insólito, ni en que no apliquen leyes inconstitucionales. Estas son funciones básicas de cualquier Poder Judicial en el mundo, pero aquí no se cumplen. Aunque tenemos magistrados, no tenemos un verdadero Poder Judicial”.

Antes de dar por finalizado el evento, Larroude agradeció a quienes fueron parte de la presentación, mencionó el momento que atraviesan las universidades públicas y también aprovechó para reforzar un poco la idea del libro.

Este trabajo “marca, fundamentalmente, la contradicción por la que navega el sistema penal porteño a la hora de abordar el tema del narcomenudeo en la Ciudad. En ese sentido, si se ven las estadísticas oficiales, el 70 por ciento de los delitos que se persiguen en la Ciudad son tenencia simple y tenencia para consumo personal, dos infracciones que no le tocan un solo pelo a las estructuras mafiosas dedicadas a la venta de drogas”, resaltó. 

Asimismo, añadió: “Por eso la idea es exponer esa contradicción desde una perspectiva racional e instrumental que direccione los medios represivos del Estado a la comercialización y no al consumo, al lavado y no a la mera tenencia. Todo ello, en el marco de un Estado que gasta mucha plata en buscar la droga pero no en recuperar adictos”.

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