jueves, marzo 20, 2025
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Daniel Hadad: “El periodismo, con sus defectos, siempre será mucho mejor que la ignorancia”

No se autodefine como periodista pero ha dejado una huella indeleble en la comunicación gráfica, digital y televisiva. Con una mirada crítica y autocrítica, el empresario y creador de medios Daniel Hadad reflexionó sobre su carrera; la evolución del periodismo; su relación con el trabajo y la inteligencia artificial; y su visión sobre la situación política actual del país. A continuación, un recorrido por su vida y sus ideas, tal como las compartió en una profunda entrevista con Luis Majul.

Empresario de medio, periodista, abogado, innovador, fundador de Infobae, casado con Viviana Zocco, cuatro hijos y según dicen algunos “con un mundo por delante”. Así describió a Daniel Hadad el periodista Luis Majul en El Observador 107.9 y luego compartió con él una interesante y profunda entrevista que quisimos replicar en Quórum.

Te invito a que te definas con adjetivos o con los términos que quieras en 10 palabras…

A ver… Padre, curioso, ansioso, amante de mi trabajo, hago culto a la amistad y creo que llegue a las 10 palabras. 

Padre, obviamente. ¿Adicto al trabajo? 

Absolutamente. Sin miedo a reconocerlo, creo que no hay cosa que me dé más felicidad que mi trabajo. A veces siento que ni siquiera estoy trabajando. Cuando estoy completamente compenetrado en algo relacionado con el periodismo, la comunicación o la creación de un medio, se siente como un juego, algo lúdico. Las horas pasan volando, y de repente, se hace tardísimo. Por eso digo que esto es una adicción: porque cuando estudiaba Derecho y tenía varios trabajos -ninguno duradero- siempre miraba el reloj, ansiando irme. Ahora, no me pasa. Recuerdo cuando dirigía la revista Somos, donde los cierres se extendían hasta las tres de la mañana, para mí eso era un placer. Sentía que estaba en mi elemento. 

Entrevisté al presidente Javier Milei y le pregunté si se tomaba vacaciones y me respondió que no. Le pregunté si consideraba como un adicto al trabajo y me dijo que sí. Luego le consulté cómo administraba las emociones o si reconocía que esa adicción podía ser dañina. Su respuesta fue contundente: “La idea de que la adicción al trabajo es una patología es un invento de los vagos”. 

Personalmente, creo que lo que está mal es aquello que te hace mal y yo no siento que esto me perjudique. Lo he hablado mucho con psicólogos a lo largo de los años. Nadie ha señalado mi relación con el trabajo como algo problemático, especialmente ahora, que administro mejor mi tiempo y no me pierdo momentos importantes con las personas que amo. Durante años hice radio en la madrugada, perdiéndome actos escolares de mis hijos o eventos familiares. El otro día decía que una de las cosas que más me arrepiento de todo esto es que tenía una relación estupenda con mi papá y en los últimos años -papá se murió hace siete años- cuando él me llamaba y me decía voy a tomar un café, yo le decía ‘vení pero después tengo gente’. Muchas veces me pregunto por quién cambié un café con mi viejo y si valió la pena.

Ahora, cambiando de tema, me interesa saber tu opinión sobre el país en general y sobre el presidente Milei en particular.

Argentina atraviesa un momento muy interesante, intentando corregir errores históricos. Esto se debe, en parte, a una sociedad que ahora acepta cosas que antes rechazaba porque entiende que el otro camino, y a una personas que supo interpretar ese deseo de la sociedad, rompiendo reglas conocidas para llegar a la Presidencia. Ese es el presidente Milei, que se sale del modelo típico de un político. 

¿Para bien o para mal?

Es. Puede gustar, puede no gustar. Me guío más por lo que hace que por lo que dice. Por ejemplo, que haya un ministro que todos los días esté tratando de quitar una regulación, me parece bien. Cuando vos te levantás y lees que fondos que estaban destinados a la Ciencia se lo llevaban los piqueteros, claramente se pasaron de la raya. Si vos me decís que estaban para Ciencia y fueron para el Ministerio de Salud porque había una epidemia lo charlamos, ¿pero para que se la lleven los piqueteros? A ver, no hay políticos ni dirigentes perfectos pero tampoco tuvo tanto tiempo Milei, apenas lleva un año. 

Está en el pico, ¿no?

Nunca se sabe eso. Generalmente el primer año es el mejor, ahora si Argentina logra mantener sin sacrificar cosas sociales un superávit fiscal, comercial y energético sin sacrificar aspectos sociales, eso cambiaría profundamente la estructura económica del país. Podríamos empezar a solucionar uno de los problemas eternos del país que es la falta de dólares.

¿Con más instituciones o menos instituciones? ¿Con un presupuesto aprobado por el Congreso o con uno prorrogado para cubrir el déficit? 

Personalmente, prefiero que sea con instituciones. Tal vez no necesitemos más instituciones, pero sí garantizar que funcionen correctamente. También es fundamental transmitir confianza a quienes observan desde afuera, demostrando que no se trata sólo del esfuerzo de una persona, sino de una dirigencia que acompaña y respalda estos cambios. 

Un ejemplo claro es Chile. En los últimos 40 años, este país ha tenido una continuidad en sus políticas, independientemente de los cambios de gobierno. Pasaron por dictaduras, socialismo, derecha, e incluso un presidente como Boric. A pesar de las diferencias ideológicas, Chile no alteró las reglas de juego para quienes invierten allí. Otro caso interesante es Uruguay, que ha mantenido beneficios fiscales para extranjeros a través de distintos gobiernos, desde el Frente Amplio hasta administraciones de otras orientaciones. Creo que va a venir Yamandú Orsi y lo va a mantener. Argentina debería aprender de estos ejemplos. Los países no se construyen con explosiones de crecimiento que luego se desmoronan, sino con políticas sostenidas a largo plazo. Espero que el Congreso esté a la altura de las circunstancias y que la Justicia también cumpla su papel. 

Hablando de Justicia, ¿no te preocupa el tema de la Corte Suprema de Justicia?

Cada Presidente, en los países donde funciona la división de poderes, tiene la posibilidad de proponer candidatos para ocupar una posición en la Corte Suprema de Justicia. Donald Trump, en su primer mandato, logró nombrar dos jueces clave que acompañaron cierta transformación económica o un determinado modo de ver la vida. En definitiva, la Corte Suprema, entre otras cosas, realiza el control de constitucionalidad. Argentina tiene una Constitución liberal, a pesar de algunos cambios realizados en 1994, y la Corte debe velar por el respeto a los derechos constitucionales. Ahora bien, hoy no creo que tengamos un problema en la Corte, salvo por los chismes que se publican. Hay tres jueces, pero obviamente es necesario cubrir dos vacantes. El Presidente eligió dos nombres; habrá personas a quienes les gusten mucho, poco o nada. Sin embargo, será el Senado quien decida. A mí me da la sensación de que, cuando el Presidente nombra, el Senado aprueba o rechaza y pide otros candidatos. Hoy no hay un problema; no es que la Corte esté vacante. En definitiva, la Corte tiene tres jueces que decidirán, ya sea que tengan una postura razonable o más radical. 

¿Vos te sentís un creador de medios?

Encontrar un sinónimo no sé cuál sería. Fundador, pero sí, yo soñé medios que después tuve la suerte de llevar a la práctica o poner en funcionamiento. Con muchos me fue bien, con otros no, pero siempre aprendí de los errores. Disfruté mucho crear Radio 10 desde cero y convertirla en la radio AM más escuchada de Argentina en su momento. También disfruté crear Mega, en una época en la que el rock nacional no tenía un espacio propio.

Disfruté mucho crear una radio de música clásica, como Amadeus y otras como Pop o Vale. También me dio satisfacción lanzar un canal de noticias, como fue C5N. Además, disfruté la experiencia de comprar Canal 9 en un estado casi de quiebra, levantarlo, sanearlo, tomarlo con 500 personas y entregarlo a su nuevo dueño con 1.500 empleados y con mucha ficción, que es otro mundo. Que hoy no haya ficción no significa que fuéramos mejores que los que están ahora, sino que cambió la forma de consumir contenido audiovisual y de ver televisión. Y bueno, un día inventé Infobae desde cero, y hoy es uno de los sitios más vistos del mundo. Literal, es el primero en habla hispana, pero si se toman todos los medios de noticias a nivel mundial, está en el número 15, compitiendo con idiomas que tienen muchos más hablantes que el español. En nuestro idioma, somos los primeros y duplicamos la audiencia del segundo.

¿Estás enamorado de la Inteligencia Artificial? Me interesó mucho lo que dijiste y también me asustó. Dijiste que la IA es más drástica que la llegada de Internet, que las redes sociales y va a llevar hacia un escenario para los audaces y para quienes no tengan miedo. ¿Viene el apocalipsis? 

Es un cambio muy brusco el que se avecina, algo que ya ha comenzado y que avanza a una velocidad que nunca imaginamos. Para que lo entendamos, fíjate: llegar a 100 millones de usuarios le tomó años a Facebook, pero a ChatGPT sólo dos meses. La gente automáticamente empieza a adoptarlo: usan ChatGPT, Copilot de Microsoft, Gemini de Google, o Claude de Amazon. Y, sobre todo, las nuevas generaciones lo incorporan rápidamente. Conozco gente que dejó de contratar una secretaria para gestionar su agenda con inteligencia artificial. Conozco médicos que están empezando a preocuparse. Tuve un susto cardíaco hace unos cinco años y tengo un cardiólogo que visito cada seis meses en Estados Unidos. El año pasado fui a saludarlo para fin de año, para que me confirmara que estaba bien. Me gusta quedarme tranquilo. Lo vi muy preocupado y me explicó: “¿Sabe lo que pasa Hadad? El hospital donde trabajo ha incorporado un sistema de imágenes que detecta cosas más rápido que los humanos”. Nosotros hicimos un experimento en la oficina de Miami, donde tenemos el equipo de desarrollo de nuestro propio software de inteligencia artificial generativa. 

¿Infobae no usa ChatGPT ni otros como Gemini? 

Usamos una solución propia llamada Scribd News. 

¿Por qué se llama Scribd News? 

Porque lo bautizó Opy Morales. Usamos nuestro propio software porque está basado en el aprendizaje de ver 20 años de historia de Infobae. Incluye los propios textos de Infobae, que son millones de notas. A veces, el miedo que uno tiene es que los softwares externos puedan tener sesgos, dependiendo de cómo fueron cargados o quién puso la información ahí. Ahora bien, con nuestro software tenemos un poco más de control y la idea es no equivocarse. Una de las reglas que tenemos es que ningún artículo puede ser publicado sin la supervisión de un editor. Te cuento un ejemplo. En octubre del año pasado recibimos un informe del Banco Mundial que tenía 250 páginas en un archivo adjunto. Estábamos en Miami con Gabriela Esquivada, Opy, tres chicos que se ocupan de la parte del lenguaje y yo. Entonces dije: “Hagamos un ejercicio. Veamos en cuánto tiempo podemos producir un artículo tomando únicamente los datos del informe relacionados con Argentina, Brasil y las proyecciones para 2025”. Gabi agarró y empezó a mirar. Escribe como los dioses y tardó 18 minutos. Opy, 26 minutos. Los tres chicos, entre 22 y 24 minutos. Yo tardé 31. ¿Y el sistema? Tardó un minuto y 40 segundos, sin errores. ¿Esto significa que toda la información puede manejarla la inteligencia artificial? Quizás algún día sí, pero hoy no. Creo que siempre será necesaria la intervención del editor, que diga: “No, esto no está bien”. Lo interesante del sistema es que te ofrece cinco opciones de títulos, sugiere epígrafes para las fotos, y reconoce el contenido de las imágenes. Por ejemplo, si ve una foto, dice: “Luis está mirando hacia su compañero”. Esto me impresiona mucho. 

Desde la creación de Facebook en 2004 hasta hoy, sólo en Estados Unidos han cerrado casi 3.000 medios de comunicación. ¿Y entonces?

Esto demuestra que la industria de la comunicación está viviendo una revolución. Todos buscamos atención, pero obviamente no es lo mismo. Yo siempre diferencio entre entretenimiento y periodismo. La responsabilidad social de un medio de comunicación es mucho mayor que la de una plataforma como Netflix, que se dedica a poner películas. Un profesor que tuve en España, Juan Antonio Giner, me decía que una buena nota, un buen artículo o un buen producto periodístico tiene que sorprender, entretener, emocionar o hacer pensar. Si logramos que alguien lea un artículo, una columna y piense en el problema que describimos, o si lo sorprendemos con datos que no conocía, o lo emocionamos con una historia, entonces cumplimos el objetivo. Entretener puede ser más fácil haciendo un programa como ShowMatch o ahora Luzu u Olga. Los chicos miran más eso que otra cosa. La responsabilidad que vos tenés en El Observador, no digo que sea superior pero tenés otro grado de responsabilidad. Vos no podés publicar cualquier cosa. 

Hoy tenemos una gran televisión, sin necesidad de un decreto de ningún Gobierno, sin barreras de entrada…

Cuando armé C5N, gasté mucho dinero. Invertí en cámaras robóticas, sistemas que no existían en Argentina, un sistema completamente paperless, helicópteros, microondas y móviles exteriores que se desplegaban y armaban en cinco minutos. Todo eso costó mucho dinero. Hoy, hacer lo mismo cuesta el 10% de lo que costaba entonces. Hoy, cualquiera -y me encanta que así sea- puede comprar dos sillones, dos micrófonos, tres cámaras. Es muy accesible. Y esa televisión tiene la misma calidad, o incluso mejor, que la que veíamos hace tres años.

Estoy tratando de corregirme, más allá de la inteligencia artificial. Te interrumpí, disculpá, y vos nombraste al ex director del diario El País, Juan Luis Cebrián. ¿Qué querías decir?

Él decía algo interesante: muchas veces, lo verosímil no es igual a lo verdadero, pero puede ser mucho más entretenido. Creo que no debemos correr el riesgo de hacer una noticia más entretenida a costa de redactarla de una manera que termine induciendo al error al lector. 

Milei, Caputo, el Gobierno le está diciembre a los empresarios, entre otras cosas, adaptarse o morir. ¿El periodismo tiene que adaptarse o morir?

Tenemos que hacer transformaciones porque nos obliga el mundo no porque lo digan José, Pedro o Javier. Aunque José, Pedro o Javier tienen derecho a opinar sobre el periodismo, sobre tal periodista o medio. Ese es su derecho y no hay que confrontar por eso.

¿No hay que confrontar?

Yo creo que no. ¿Vos te enojás con cada persona que hace un comentario sobre vos?

Si lo tengo en el chat de la radio (risas) No, más que enojarme, trato de argumentar…

Yo no sé si hay que dar explicaciones cada cinco segundos pero creo que hay que diferenciar. No es lo mismo que @LuisMajul diga: “No me gustó esto”, que un usuario con nombre @Claudio023/H haga una crítica. Hay que distinguir. Hoy también corremos el riesgo de que cualquiera diga cualquier cosa. Podés crear 22 cuentas falsas, generar una narrativa y, de repente, aparece algo como: “José F., cuando tenía 14 años, tiró una piedra desde un colectivo y mató un pajarito”. Y al final, ¿cómo se defiende José? No podés responder a todo, porque tampoco es práctico ni sano.

Te voy a plantear un aquí y ahora rápido. Lo primero que se te ocurra. De Milei ya te pregunté ¿Qué pensás de Macri?

Creo que tiene una gran oportunidad de colaborar con un equipo de Gobierno que puede gobernar por lo menos cuatro años, o quizá tres. A veces siento que extraña el poder. Tengo esa sensación, pero es humano, y si le pasa eso, es entendible.

¿Qué debería hacer? 

Me parece que, considerando la cantidad de reformas que todavía quedan pendientes en la Argentina -reforma laboral, reforma impositiva, reforma previsional-, sería mucho más potente que haya una alianza legislativa entre los dos principales partidos para avanzar en esos temas.

¿Cristina Kirchner?

También siento que va a seguir siendo protagonista, aunque no participe directamente en la elección de medio término. Todo ese sector político se ha quedado sin figuras muy fuertes. Estamos hablando de dos, tres, quizá cuatro figuras, y obviamente Cristina sigue siendo la que más mide, al menos en la provincia de Buenos Aires.

Axel Kicillof, aquí y ahora

Tengo la sensación de que no está pasando un buen momento político porque su propia fuerza lo está cuestionando. No sé si con razón, porque no soy experto en peronismo bonaerense, pero me da la impresión de que lo distrae del manejo de la provincia más difícil de administrar en la Argentina.

¿Los 90 o el 2025?

Me quedo con el 2025. Primero, porque me siento más maduro y más seguro. Siempre creo que lo mejor está por venir. Y segundo, porque estoy deslumbrado por los avances en el conocimiento que estamos viendo en la actualidad. Para mí, este es el mejor momento de la humanidad. Imaginemos una reina del siglo XVIII en cualquier monarquía europea. Comparémosla con una persona que hoy vive en un asentamiento. Esa persona tiene todas las vacunas, un lugar para resguardarse del frío, acceso a comida y hasta formas de calefacción. La calidad de vida de alguien hoy, incluso en situaciones difíciles, supera ampliamente lo que se tenía hace 250 años. No estoy diciendo que los asentamientos son ideales ni mucho menos. Sólo estoy destacando cuánto ha avanzado el mundo. Hoy entrás a un tomógrafo computado y te diagnostican problemas que antes eran imposibles de detectar. Hemos progresado increíblemente como humanidad.

Te hago un versus. ¿Longobardi o Feinmann?

Creo que Eduardo está teniendo un gran momento.

¿Feinmann o Tenembaum?

Son distintos, pero creo que Eduardo sigue ganando en este momento.

¿Tenenbaum o Jony Viale?

También son diferentes. Pero si no digo Tenembaum van a pensar que soy anti, así que perdón Jony, es Tenembaum.

¿Messi o Maradona? 


Maradona. 

¿Maradona o Manu Ginobili?

Maradona. 

¿Maradona o Reutemann?

Maradona. 

¿Maradona o Colapinto?

Maradona. 

¿Qué pensás de Colapinto? 

Tiene todo por delante, pero Diego es otra cosa. Colapinto, si se ordena, va a tener un futuro enorme y creo que tiene todo para lograrlo.

Hablemos de Lanata. 

Me dolió mucho enterarme de su muerte. Con Jorge tuve mala y buena relación. En los comienzos, me da la impresión que la competencia entre todos nosotros era despiadada. Eso cambió. La madurez y el periodismo nos reencontraron. Un día Jorge, con quien no hablaba mucho, me llamó. Me dijo: “Necesito verte, ¿podés venir a casa?”. Fui a su departamento en Libertador. Estaba con un miembro de la Justicia que querían echar. Tenía cinco hijos y lo estaban por suspender y le cortaban el sueldo. Jorge me dijo: “Tuvimos diferencias, pero en esto, ¿podemos unirnos para ayudar?”.  A partir de ahí empezamos a dialogar, al principio esporádicamente. Los últimos dos años nuevos los pasamos juntos en la casa de un amigo en común, Marcelo Figueras. Te digo lo que más me dolió. Se fue Jorge que era, para mí, el más destacado y creativo de nuestra generación. Se fue en un momento en el que hacía falta su palabra. Se fue el mejor del curso. 

¿Terminó una parte de la historia del periodismo?


Se cierra un ciclo. Cuando murió Héctor Ricardo García también murió una parte de la historia del periodismo. En general, el periodismo está atravesando un debate importante, pero lo superará, al igual que la democracia. La tecnología ha logrado que cuestionemos todo, lo cual no está mal. Las respuestas que puede ofrecer el sistema político, especialmente en países con tres poderes, no tienen la misma velocidad que plataformas como Twitter, Instagram, TikTok o cualquier buscador que usamos hoy en día. Esto genera que muchas personas piensen que el sistema no les da respuestas ni soluciones a sus problemas. En América Latina, por ejemplo, el 40% de los encuestados dice que estaría dispuesto a prescindir de un sistema democrático a cambio de un modelo económico que mejore su calidad de vida.

Peligroso.

Sí, absolutamente. Porque el mundo se divide entre sistemas democráticos, republicanos, con división de poderes, y autocracias o, directamente, dictaduras. Creo que nadie desea vivir en Nicaragua, Cuba, Venezuela o China, donde el Estado controla todo, limita las libertades y aplasta a los ciudadanos. Entiendo que, a veces, las personas se frustren con el sistema, pero sigue siendo lo mejor que tenemos. Y el periodismo profesional, con sus defectos, siempre será mucho mejor que la ignorancia.

Una pregunta más personal: ¿un recuerdo de tus padres?

Dos, ambos en la cancha de River. Cuando tenía seis años y me llevaron a ver un partido, y el día que River descendió. Ese día vi llorar a mi papá y a mi hijo al mismo tiempo.

¿Un refrán que te identifique?

No sé si es un refrán pero un día Mariano Grondona en los ‘90, me vio preocupado por una crítica que me habían hecho cuando lo había reemplazado diciendo que había estado bastante mal y me dijo: “Adoptá la sabiduría de los ingleses: Never complain, never explain. Nunca te quejes ni expliques”

¿Cómo definirías tu personalidad?


Ciclotímico, ansioso, pero alguien que no se rinde fácilmente.

¿Una enseñanza para tus hijos?

Tratar bien a todo el mundo. Mi abuelo Antonio, que llegó de Siria en 1927, le decía a los hijos: “Cuando subas la escalera, saludá a todos, porque son los mismos que verás cuando bajes”.

¿Un deseo para este año?

Que a la Argentina le vaya muy bien. Que lo que vivimos en el 2024 sea sólo el comienzo de un largo periodo de crecimiento.

¿Tu lugar en el mundo?


Obviamente Argentina es mi corazón. Pero estoy cómodo viviendo en Miami.

¿Le tenés miedo a la muerte?

No, quisiera no morirme. Estoy viendo la forma de hacer un pacto (risas). Me gustaría que los años que me queden sean plenos. A veces, el deterioro físico de los mayores me asusta.

¿Un libro de cabecera?


El cuarto poder de Jeffrey Archer me ayudó a entender la industria de los medios.

¿Una canción que te identifique?

My Way por Frank Sinatra.

¿Con qué personaje de la historia te tomarías un café? 

Me encantaría poder conocer a Sarmiento. Soy un fanático, de verdad. 

Si pudiera ser otra persona por un día, ¿quién serías? 

Julio César. Llegar y conquistar la Galia me parece que sería un buen día.

¿Un superhéroe favorito? 

Batman, definitivamente. Siempre me gustó desde chico y sigo siendo fan de las películas.

Última vez que mentiste.

Bueno, yo siempre digo que a los 50 dejé de mentir. Antes lo hacía de manera consciente, pero ahora sólo puede escaparse alguna mentira piadosa. Aprendí a decir “no” y, aunque hay gente a la que no le gusta lo que digo, lo siento mucho. Trato de no herir a nadie, pero tampoco me guardo las cosas.

¿Qué nombre le pondrías a tu autobiografía? 

Vos sabés que lo hice. Lo terminé en el 2012 y no me gustó mucho el final así que lo dejé ahí. Hice un trabajo largo. 

¿Mentiste en esta entrevista? 

No, en absoluto. Te lo juro.

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