Aaron Wallace no era abogado antes de caer preso por tráfico de drogas. Dueño de un club nocturno fue condenado a cadena perpetua en Nueva Jersey y cadena perpetua en inglés se dice “For life”. “For life” es el título de la serie de Netflix que comienza como clásica serie que cuenta la vida dentro de la cárcel pero luego se transforma en un serie de abogados. Porque Aaron Wallace –el preso protagonizado por Nicholas Pinnock – se convierte en abogado en la cárcel. A partir de entonces Wallace será “abogado en causa propia” y también en causas ajenas.
La historia que se reconstruye en la serie está inspirada en el libro “For Life” de la escritora Karin Slaughter que cuenta la vida de Isaac Wrigth Jr, un hombre que fue condenado a perpetua por tráfico de drogas. Parte de la serie se basa en el libro y otra parte es pura ficción. La historia de Wright le gustó mucho al rapero Curtis “50 Cent” Jackson, quien produjo la serie. Y también actuó: es uno de los presos malos que en algún momento se enfrenta con Wallace dentro de la cárcel.
Wallace estudiará en su celda, se recibirá y peleará durante la primera temporada de la serie por demostrar que fue acusado de forma amañada , lograr un nuevo juicio y salir en libertad. El motor que empuja a Wallace a combatir contra los poderosos que lo encerraron es el de la injusticia personal: en eso la serie no es original.
En la serie que al principio al menos técnicamente no es de abogados luego lo será. Y la trama relacionada con procesos penales estará siempre en el centro de la escena. Es que el principal rival de Wallace es el fiscal Glen Maskins (Boris McGiver) quien lo encarceló y quiere que los motivos que derivaron en la condena no salgan jamás a la luz. Esa será una de las batallas de Wallace. Y es allí donde se muestran las injusticias que se esconden en los recovecos que tiene el sistema penal, algo muy conocido para los argentinos.
A la vez que busca su libertad Wallace ayuda a temibles y bonachones compañeros de encarcelamiento en los casos en los que están involucrados. Se transformará en un defensor de los derechos de los presos. En ese aspecto la serie es original porque da a conocer regulaciones que favorecen a los presos pero que no se cumplen o que las autoridades carcelarias ocultan convenientemente. Wallace, por supuesto, logrará que se reconozcan los derechos y se apliquen en la vida diaria carcelaria. Esa es la excusa para mostrar un poco de lo que sucede en prisión, del manejo de las costumbres intramuros, de las complicidades y enfrentamientos con los guardiacárceles y de las rivalidades entre los distintos grupos de encarcelados. En eso la serie no es original.
En la defensa de los derechos de los presos Wallace tendrá una aliada incondicional: Safiya Masry (Indira Varma), la mujer que dirige la cárcel con una mirada comprensiva y por ello, criticada. La mujer-cuya vida privada se tocará tangencialmente en la serie- también ayudará a Aaron Wallace en la búsqueda de pruebas para conseguir su libertad.
Wallace , como si no tuviera poco con su vida de condenado, tiene que manejar desde la cárcel la relación afectiva con su familia: su esposa y su hija adolescente. Acá la serie tampoco es muy original. La trama extramuros que afecta al detenido es recurrente en otras series y películas.
La primera temporada fue buena. Y no hay modo de contar lo que sucede en la segunda temporada sin spoilear y revelar el final de la primera temporada. Solo se puede explicar que cuenta lo que sucedió durante lo más duro de la pandemia de coronavirus en la cárcel en la que está ambientada la serie. Y que puede decirse que fue bien parecido a lo que se supo que ocurrió en las cárceles reales alrededor del mundo durante aquellos días de virus mortal y ausencia de vacunas.
En la segunda temporada aparecerán también los juicios por Zoom o por otras plataformas que se hicieron comunes en Argentina luego de la pandemia. Y habrá también lugar para que la serie se refiera a un caso de abuso policial y se exponga allí la protesta que se expandió por todo Estados Unidos y que se conoció como “Black lives matters”.
La segunda temporada es más lenta y menos atractiva que la primera. Es decir, en criollo, que empeora. Es por eso que aún no se sabe a ciencia cierta si va a haber una tercera temporada. Son 23 capítulos en total. Los que no la vieron aún deberían darle una oportunidad. Como el sistema le dio a Wallace la oportunidad de pasar de convicto a abogado.