Pour la galerieJOAQUÍN BOZ: Un artista en constante construcción 

JOAQUÍN BOZ: Un artista en constante construcción 

Es de Rojas, provincia de Buenos Aires. Estudió arte en la Universidad Nacional de Rosario. Aunque inicialmente no tenía claridad sobre su camino profesional, descubrió que su pasión es la pintura abstracta. Quórum dialogó con Joaquín Boz, quien recorre el mundo pintando cuadros y se ha convertido en uno de los artistas más elegidos del momento.  

Si hubiera que elegir una sola palabra para describir a Joaquín Boz sería: simple. Sin embargo, esa definición no aplica a su arte. Sus obras muestran una búsqueda que varía cuadro a cuadro. Una necesidad de descubrirse en el proceso, de partir de un fondo y jugar con los materiales, con las texturas, con las herramientas. 

Quórum visitó su taller ubicado frente al Cementerio de Chacarita y se sorprendió en varios niveles. La limpieza y el orden sin duda fue lo primero que llamó la atención. En segundo lugar, la calidez en la recepción a la visita. Y tercero, la disposición de las obras terminadas y también de los trabajos en proceso.

Joaquín parece no ser del todo consciente de su crecimiento. Recién llegado de crear pinturas en Los Ángeles y Corea, además de empezar a proyectar sus nuevos trabajos, contesta mails, toma clases de inglés y prepara información que le piden las galerías para promocionar su trabajo. 

En el medio de su rutina, hizo un alto y se sentó con nosotros para charlar sobre sus comienzos, su inspiración, sus deseos, sus expectativas y sus proyectos. 

Sos de Rojas pero decidiste ir a formarte a Rosario…
Sí, el lugar para moverse es Rosario, que es más cercano, más barato. Tenemos un departamento para la familia y todos pasamos por ahí.

¿Cómo llegaste al arte?
Mi vieja hacía toda la parte de interiorismo de casas en Rojas y todo el mobiliario me lo daba a mí para que lo pinte y lo restaure. Cuando me fui a Rosario, como egresé de una escuela técnica no sabía muy bien qué hacer. Quería meterme en la arquitectura o construir mobiliario, me cayó más tarde esa ficha de que puede haber otra cosa que no sea algo universitario, que la formación puede ser diferente. Fui a ver una carrera, después fui a ver otra y mi mamá me dijo que empiece en Bellas Artes. Hay como un legado en la familia de lo que hacía mi abuela, lo que hacía mi abuelo. Me di cuenta después de que falleció mi abuela, cuando empezamos a repartir las cosas, me encontré con cosas de ella, bordados, cosas de cerámica. Y mi abuelo tallaba. Del lado paterno también, mi abuelo era el que inventaba cosas.

¿Y eso fue la base para vos?
En Argentina pasa bastante eso. En Rosario me iba arreglando con los materiales que tenía y cuando me vine a Buenos Aires, también. Llegué para ser parte del Programa de Artistas de la Universidad Torcuato Di Tella coordinado por Jorge Macchi, justo enganché una beca de la Fundación YPF y me daban una guita con la que podía alquilar, vivir y estar acá todo ese año. No podía acceder a la tela, entonces los primeros papeles los compraba por kilo y los ensamblaba. Eso me permitía crecer en formatos.

¿Cómo fue que aplicaste para una beca así?
En ese entonces estaba la Beca Kuitca, que era la que todos querían, y estaba el Programa de Artistas. De ahí salió toda una camada de artistas re zarpados. Apliqué y no sólo te daban la posibilidad de mantenerte económicamente sino también te asignaban un tutor todo el año. También había un premio en una galería de acá que se llamaba Currículum Cero para jóvenes artistas. En diciembre me seleccionan para Currículum Cero y en enero vengo a Buenos Aires para el Programa. Así empezó todo. Se vendieron unas pinturas y las cosas se empezaron a dar.

¿Dejaste de estudiar?
Dejé las materias teóricas pero en medio le hice caso a mi tía e hice la carrera de cocinero. Incluso empecé a trabajar en un restaurante y dije: bueno, si no es una cosa va a ser la otra.

¿O sea que además de pintar bien, cocinas bien?
Cocino, me gusta. 

Vos ahora tenés esos fondos. ¿Arrancás y después va fluyendo o ya tenés algo previamente bosquejado?
Los últimos meses del año y el principio de este estuve trabajando bastante en Los Ángeles y veía que mi trabajo iba cambiando sólo por estar concentrado en pintar, sin distracciones. Después me fui a Corea y pensé que iba a seguir con el mismo proceso pero me pasó de pintar en simultáneo, de ir tocando cada pintura. Siempre hay una información clara en relación a cómo empezar a ensuciar el cuadro y después va tomando estructura, es algo más de composición. Comencé a no abandonar tan rápido las pinturas y eso hizo que se hicieran más densas y con más técnicas.

¿Es difícil hacer arte abstracto?
Uno tiene muy presente el arte figurativo. Yo voy hacia lo abstracto, alejándome de la figuración y buscando una composición más sutil y centrada en el color. Mi objetivo es ir en sentido contrario y explorar nuevas formas de expresión. Y además, uno se va nutriendo de las experiencias en el exterior y las muestras en distintas galerías. 

¿Con qué galería estás trabajando?
Hace unos años estoy trabajando en Barro, una galería de arte contemporáneo muy reconocida, y en el exterior con Steve Turner.  

¿Sos muy autocrítico o estás satisfecho generalmente con lo que hacés?
Generalmente no me quedo satisfecho porque el arte abstracto es una búsqueda. A veces pasa y muchas otras veces no. Hay algo de querer ir hacia un lugar y no llegar. En estas últimas obras, tenía re claro que no quería que fueran sólo lindas al ojo, sino que tuvieran diferentes momentos, que tengan una densidad. 

¿Y cómo ves tu recorrido hasta acá?
Me pasó algo y es que para generar la imagen yo nunca tuve recursos, nunca fui virtuoso. Mi forma de construir las imágenes era muy primitiva, usaba mucho la mano. Durante estos años fui sumando recursos, aparecieron un montón de herramientas que me permiten un trabajo más de relieve.

Te fuiste construyendo como artista…
Sí, lo noté en este último año. Además me animo a utilizar otros colores, otras paletas. Quizás es el entrenamiento, no sé. 

¿Tenés algún mentor o algún artista que te guste mucho?
Me gusta mucho una artista de Rosario que se llama Claudia del Río. Tiene varios proyectuales en la universidad y es una muy buena docente y formadora de artistas. Siempre produce a otro nivel, dibuja y pinta. Tiene mucha obra para mostrar y es muy grosa.  

¿Volvés a tus raíces, a Rojas?
Empezamos a hacer una casita en el campo y vamos una vez al mes por lo menos. Pasé mucho tiempo sin ir, tenía una necesidad de tomar distancia. Pero ahora que voy me pasa de conocer a mucha gente, es re loco. 

Fuiste a Los Ángeles, a Corea… ¿Cómo es instalarte en otro país a pintar?
Encontramos esta manera porque sacar obras de arte de Argentina es muy complejo y caro. Entonces la Galería se hace cargo de todo mientras estoy allá. Del alojamiento, del taller, de los materiales. Sólo tengo que concentrarme en producir. Después de las ventas primero se reducen los costos y se divide. Pensando hacia adelante es un bajón que sea la única forma, pero es la que encontré. 

Si bien sos muy joven,  ¿alguna vez te planteaste cuál es el sello que te gustaría dejar?Veo algunos pintores viejos y me parece re linda la idea de perseverar y persistir en el tiempo. Pensar cómo se pueden ir aunando las obras, cómo dialoga un trabajo con el otro. Mirar para atrás y ver los cambios, los movimientos, los momentos atravesados. 

¿Cómo ven a la Argentina en el mundo?
Como un país desprolijo. Con una complejidad enorme. Y eso hace que a veces piense si hago bien quedándome. Me costó llegar a tener esta estabilidad, mi taller propio, no me gustaría tener que arrancar de vuelta de cero. Por eso, ahora me enfoco en trabajar y veré cómo se van dando las cosas. 

Gracias por regalarnos tu libro. Contanos un poco sobre él.
Es una recopilación de mi producción de óleos realizados sobre diversos soportes entre el 2011 y el 2022. Habla de los diversos procesos y momentos que atravesé entre la figuración y la abstracción, los formatos chicos y los extra grandes que abarqué durante ese tiempo. Las reproducciones de las obras están acompañadas por tres textos de la curadora Sofía Dourron, del autor Pablo Katchadjian y del artista plástico e ingeniero Adrián Unger.

Por último, ¿qué es la justicia para vos?
Difícil dar una definición en este contexto. Que las cosas sean de manera igualitaria.

Suscribite al Newslatter

Derecho al día

- Advertisement -Newspaper WordPress Theme

últimos artículos

Más artículos

- Advertisement -Newspaper WordPress Theme