No es de hablar públicamente. El fiscal Ramiro González ha tenido que abordar investigaciones de alto perfil, como la denuncia por violencia de género contra el ex presidente Alberto Fernández, así como causas complejas relacionadas con corrupción. En esta entrevista, analiza la situación actual del Ministerio Público Fiscal y reflexiona sobre la relación del Poder Judicial con los demás poderes del Estado.
¿En qué año asumió Ramiro González como fiscal federal?
Hace ya más de 20 años que trabajo de fiscal federal. Me designaron Fiscal Federal de Dolores en septiembre de 2004 y desde el 2006 también estoy a cargo de la Unidad Fiscal de Investigaciones en Materia Ambiental (UFIMA). Más tarde, ya en Capital Federal, en el año 2012, quedé a cargo de la Fiscalía Federal N° 7 de la que soy titular y ya hace más de tres años que soy subrogante de la Fiscalía Federal N° 1 que además de penal, tiene competencia electoral de primera y segunda instancia ante la Cámara Nacional Electoral. Trabajo no me falta (sonríe).
¿Qué cargos ocupó antes?
Antes de trabajar de fiscal, pasé por todos los cargos y funciones. Me inicié como meritorio y pasé absolutamente por todo el escalafón de la justicia. Tengo muchos años en este negocio (risas). Soy un penalista hecho y derecho, eso es así. Pero tengo mi corazoncito electoral, no voy a mentir. Como siempre digo, llegué a la Secretaría Electoral de Capital por un rato y me quedé como diez años. Primero como Prosecretario Electoral y después como Secretario Electoral de la Dra. María Servini. En el fuero electoral puedo decir que “me recibí de judicial”. Un fuero muy particular, con vida propia y con alcance geográfico verdaderamente federal. Además, su competencia se fue ampliando con el tiempo. En Electoral existen cuestiones de derecho constitucional, de la vida interna de los partidos, el control de su financiamiento y, cada vez más, cuestiones de derecho penal. ¿Completito, no? El fuero electoral es un mundo en el que me gusta vivir. Lo aprendí de muy joven y no dejo de sorprenderme con su evolución y desarrollo. Y claro, cada campaña, cada oficialización de listas, cada día de elección es una alegría. Que trae mucho trabajo, claro, pero una fiesta. Fiesta de la democracia y no es una frase hecha, eh… Hace muchos años que votamos, cierto. Pero también hubo muchos años en los que no pudimos votar. De eso no hay que olvidarse. Celebrar cada domingo en el que vas y metes la boleta en la urna. Porque en ese acto sencillo, la verdad, estás jugando un partido de los grandes.
¿Cómo definiría la realidad del Ministerio Público Fiscal en la actualidad?
También ha cambiado mucho. El Ministerio Público Fiscal -y en esto hablo de lo que más conozco- históricamente fue entendido como un órgano auxiliar. En lo penal como un “portero” de lujo. Un abre puertas de la investigación penal. El juez te corría una vista, el fiscal impulsaba la acción penal y capaz que la próxima que te enterabas era en el procesamiento, el sobreseimiento o cuando te decían que la instrucción estaba completa y había que elevar a juicio. Mirá, también en lo electoral… El Código todavía habla de “querella fiscal”, una expresión viejísima que casi no tiene ningún sentido. Claro, la reforma constitucional de 1994 creó el Ministerio Público como un órgano bifronte, Ministerio Público Fiscal y de la Defensa, con autonomía funcional y autarquía financiera. ¿Independiente y autónomo de quién? Ya para 1994, claramente el fiscal no era un apéndice del Poder Ejecutivo y, fundamentalmente, dejaba atrás ese carácter de auxiliar del Poder Judicial. Eso dice la Constitución del 94. Pero pasaron más de 10 años de la reforma hasta que la Corte sacó el Fallo “Quiroga”. Recién a partir de ese momento quedó claro que ante el desacuerdo entre jueces y fiscales por la continuidad de la acción penal, la decisión definitiva no podía quedar en manos de los jueces porque eso, justamente, era la independencia y autonomía constitucional del 94. Más de 10 años después de la reforma se empieza a consolidar la idea de los fiscales independientes y autónomos de los jueces. Lo que quiero decir con esto es que la idea del Ministerio Público Fiscal autónomo e independiente no es producto de la Reforma del 94 y ahí se acabó. Es una construcción paciente y constante que tuvo sus distintos hitos. Y creo que, hoy día, es justo reconocerlo, el Dr. Eduardo Casal defiende fuertemente esa independencia y autonomía cada vez que se pone en juego. Es lo que un fiscal espera de su Procurador General. La misma construcción, sin prisa pero sin pausa, se vio con Fiscalías, Unidades o Áreas de especialidad. Se fueron creando, expandiendo o especializando de acuerdo a las necesidades y la orientación de la política criminal del Ministerio Público y, en muchos casos, tienen una intervención determinante en las investigaciones. Lo mismo sucedió en las relaciones entre Ministerios Públicos. Pongo como ejemplo la Asociación Ibero Americana de Ministerios Públicos. Una red de cooperación entre 22 Ministerios Públicos o Fiscalías de Iberoamérica. Argentina, el Dr. Casal como Procurador General, fue elegido por unanimidad para presidir el organismo en el período 2024-2026. Y aún más, el Fiscal General de la Ciudad, Juan Bautista Mahiques, preside la Asociación Internacional de Fiscales. Tampoco puedo dejar de destacar la tarea del Dr. Carlos Rívolo, luego de Ricardo Toranzos que desde la Asociación de Fiscales y Funcionarios del Ministerio Público Fiscal de la Nación (AFFUN) han hecho mucho por estrechar vínculos entre fiscales y funcionarios a lo largo y ancho del país. Mi conclusión es que el Ministerio Público Fiscal avanza, se especializa y se consolida en el desarrollo de su política criminal de forma paulatina pero con mucho vigor. Realmente creo que el Ministerio Público Fiscal es el actor con más vitalidad dentro del sistema de justicia. La implementación progresiva del nuevo Código Procesal Penal Federal es una muestra de lo que intento decir.
¿Qué características definen su enfoque en las investigaciones judiciales?
No todas las investigaciones son iguales o tienen las mismas características pero es cierto que cada representante del Ministerio Público tiene su forma de encarar el caso.
Personalmente prefiero, desde la mirada de quien dirige la investigación, como principio en la forma de actuación, el bajo perfil. Si alguien no debió saber que está siendo investigado, para qué publicarlo o hacerle saber quién lo investiga ¿verdad? Luego el trabajo en equipo, que en realidad es lo que priorizo. Cada vez parece más claro que a mayor complejidad de una investigación, mayor es la necesidad de combinar capacidad técnica para abordarla con el oficio de los tribunales, eso que se aprende llevando causas y no sólo en el posgrado.
Es un equilibrio difícil, a veces lográs juntar en una misma persona las dos características y ahí tenés medio partido en la bolsa, pero muchas veces no. Y el que gana es el que juega con el mejor equipo. Creo que esas son dos características que pueden identificar mi enfoque en la investigación penal. El bajo perfil en la actividad procesal y la formación de equipos de trabajo altamente calificados para llevar de un modo efectivo y eficaz la investigación del caso. Luego, los resultados no sólo dependen de la fiscalía, claramente, pero su incidencia es innegable.
Muchas veces se afirma que las investigaciones judiciales complejas vienen aparejadas de operadores o presiones de toda índole. ¿A usted le pasó?
Las brujas no existen pero que las hay, las hay, dicen ¿no?… (se ríe) Mirá, el Poder Judicial y el Ministerio Público son poderes políticos del Estado. Tienen, en el ámbito de su competencia técnica, comportamientos políticos que influyen o inciden. Se expresan en dictámenes o sentencias. Yo no creo que determinen, pero sí inciden en la vida pública de la sociedad. Como alguna vez le dijo (Enrique) Petracchi a Mariano Grondona, el juez es político, a lo sumo será como el cangrejo que es crustáceo pero no lo sabe… Y si así son las cosas, como en todo sistema político democrático, los poderes de derecho, coexisten con poderes de hecho. Los poderes fácticos; los grupos de interés -inclusive legalizados en forma de lobby en algunos países- existen. Forman parte del sistema. El límite siempre es la independencia y la imparcialidad del Judicial y también la objetividad del Ministerio Público. Si las instituciones son fuertes, las presiones pasan a un muy segundo plano. También un poco la búsqueda de conspiraciones en la actuación de jueces y fiscales es medio un deporte nacional (se ríe). En general, la explicación correcta, siempre es la más sencilla. En las causas, de acuerdo con los hechos y el derecho, hago lo que creo que tengo que hacer. Pasa que a veces el resultado no gusta, a unos o a otros. Pero ese no debería ser mi problema, de hecho no lo es. Mi problema es que el caso se estudie, se decida qué hacer, se funde correctamente y se presente un dictamen de acuerdo a la ley.
Le tocó investigar causas emblemáticas que tuvieron un alto impacto mediático, político y social, la última fue la imputación por violencia de género al ex presidente Alberto Fernández…
Primero y ante todo. ¿La Justicia Federal está preparada para investigar delitos en torno al género? No es habitual que en el fuero federal tramiten causas de violencia contra las mujeres, pero la perspectiva de género es transversal para la interpretación de los hechos y la aplicación del derecho. No es una temática que desconocemos. Hay casos donde tenemos que pensar con esa perspectiva cuestiones de ejecución de la pena, por ejemplo. Hay mucho del tema en expedientes de trata de personas, sobre todo en caso de mujeres en situación de prostitución que son víctimas de explotación sexual, también laboral. Lo mismo sucede en las causas de drogas. Existe una visión particular de las condiciones de vulnerabilidad de mujeres que son utilizadas como mulas por los traficantes y en eso hay buenos desarrollos de cómo abordar su situación penal con perspectiva de género. Sólo pongo ejemplos; hay mucho más trabajo en el tema de lo que se piensa. También hay casos, digamos, más clásicos que quedan en el fuero por el lugar o por las personas: agresiones sexuales en contextos de encierro que involucran al Servicio Penitenciario Federal, por poner un caso. Hay gente del fuero muy preparada para abordar estas temáticas.
¿Por qué la causa contra el ex Presidente quedó en el fuero federal, no se debería tramitar en el fuero ordinario?
De ese expediente preferiría comentarte sólo cuestiones generales que no hacen a su trámite específico, ni tengan el riesgo de comprometer mi opinión sobre algún tema puntual.
¿Qué fiscalías especializadas participaron con usted en esta investigación y que aportes le dieron?
En el expediente tienen intervención la Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres (UFEM), que está a cargo de la fiscal Mariela Labozzetta y la Dirección de Acompañamiento, Orientación y Protección a las Víctimas de la Procuración (DOVIC), que está a cargo de la Dra. Malena Derdoy. También colabora en el expediente el Área de Comunicación de la Procuración con relevamientos de medios que, para nosotros, serían muy complejos hacer y la Dirección General de Investigaciones y Apoyo Tecnológico a la Investigación Penal (DATIP), que está a cargo de Romina Del Buono, en las cuestiones más técnicas. La UFEM tuvo una participación muy relevante en la declaración testimonial que le tomamos a la víctima. La asistencia y acompañamiento del área a cargo de la Dra. Derdoy ha tenido y tiene una destacadísima intervención en la causa a través de las profesionales del programa de atención a víctimas de violencia de género. Una actuación seria, respetuosa y muy reservada, incluso para la fiscalía, hasta que se presentaron sus primeras conclusiones sobre el caso. Un poco lo que comentaba antes. El Ministerio Público Fiscal cuenta con recursos humanos altamente calificados para abordar estos temas, y sumado a lo que aportamos desde la fiscalía como equipo de trabajo, pronto esperamos tener las conclusiones sobre esta etapa de recolección de evidencias.
Usted es un especialista en delitos de corrupción. ¿Qué cambios y nuevas herramientas se necesitan en la Justicia para poder avanzar con más rapidez en este tipo de delitos?
Los delitos vinculados con la corrupción de funcionarios públicos, la criminalidad compleja en general, está rodeada de algunas particularidades. Para empezar son investigaciones grandes, con mucho volumen. También tienen como característica que la prueba está atravesada por cierta especificidad: cuestiones contables, de procedimientos administrativos, licitaciones, balances de empresas públicas y privadas, movimientos de dinero en Argentina y en el exterior por canales oficiales o no oficiales, la necesidad de producir prueba fuera del país y así… Los recursos humanos para comprender correctamente la especificidad de algunas pruebas y las herramientas técnicas para poder procesar ese gran volumen de datos, parecen sustanciales para mejorar los formatos de investigación. Hay cuestiones presupuestarias de por medio, claro, pero el Poder Judicial siempre tuvo más fortalezas que el Ministerio Público en esos campos. Los cuerpos de peritos de la Corte a los que solemos recurrir desde las fiscalías y, más nuevo en el tiempo, la Dirección de Asistencia Judicial en Delitos Complejos y Crimen Organizado de la Corte Suprema de Justicia de la Nación (DAJuDeCO) son estructuras del Poder Judicial altamente profesionalizadas con la capacidad de procesar cada vez mejor las necesidades vinculadas con estos casos. El Ministerio Público Fiscal necesita expandir herramientas propias. Por supuesto que recurrir a la colaboración de las Procuradurías o Unidades especializadas es muy relevante para los que estamos a cargo de la investigación. Lo digo desde la vieja Unidad de Asistencia en Secuestros Extorsivos y Trata de Personas (UFASE) que tenía a cargo Alberto Gentilli hasta estructuras más nuevas, digamos, como la Unidad Fiscal Especializada en Criminalidad Organizada (UFECO) a cargo del Dr. Marquevich. La Procuraduría de Narcocriminalidad (PROCUNAR), de Diego Iglesias para la narco criminalidad; la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (PROCELAC), a cargo de Diego Velasco para los aspectos económico-financieros, por poner ejemplos, tienen recursos humanos valiosos y muy capacitados para la especificidad que los casos requieren. Según mi opinión, para las fiscalías, sería relevante contar con mayor apoyo técnico, tecnológico. Recientemente el Procurador avanzó con un reordenamiento de la estructura de la DATIP. El apoyo tecnológico a la investigación que el propio Ministerio Público Fiscal pueda desarrollar me parece una clave sustancial para mejorar estas investigaciones complejas.
¿Qué relevancia tiene la independencia de González en su trabajo como fiscal en causas de alto perfil?
Comentaba que una de mis características como fiscal es el bajo perfil para el desarrollo de la actividad procesal. Sucede que las causas de relevancia pública incrementan la exposición, entonces ¿Qué hacer? No dejar de reconocer la relevancia que el caso tiene, pero hacer lo mismo de siempre. Armar un equipo de trabajo sólido, estudiar el caso, recolectar con objetividad las pruebas pertinentes y útiles, solicitar intervenciones especializadas, tomar decisiones, fundarlas y exponerlas para el escrutinio público en un dictamen. No tengo fórmulas mágicas para la objetividad. Mucho trabajo, muchas horas culo/silla se decía antes, y confianza en el equipo de las fiscalías. La objetividad no es un tema para mí. En causas de alto perfil, como en cualquiera, dictaminar de acuerdo a las pruebas y la interpretación que tengo del derecho aplicable. Esa es la mejor garantía que se puede ofrecer en un caso.
¿Cuál es su perfil académico y cómo ha influido en su trabajo como fiscal?
Soy abogado, egresado de la Universidad de Buenos Aires y Especialista en Derecho Ambiental, también por la UBA. Buena parte de mis actividades académicas están vinculadas con, tal vez, ese espacio menos conocido que es el derecho ambiental sobre el cual me he formado y que se cruza con mi trabajo en la UFIMA desde hace 18 años.
Mis artículos más importantes están vinculados con esa temática. Desde lo que significó la creación de una Unidad Especial de investigación en la materia, pasando por la protección penal y la responsabilidad en materia ambiental. En los primeros años de la UFIMA tuvimos una enorme cantidad de congresos, jornadas, seminarios, nacionales e internacionales, sobre derecho ambiental. Recuerdo que entre 2007 y 2010 tuve una actividad muy intensa, como invitado y como expositor en foros sobre las más variadas temáticas relativas al derecho ambiental, la protección de los recursos naturales y el desarrollo sustentable.
Tampoco olvido mi corazoncito electoral. Escribí sobre varias de sus cuestiones, me formé, además de la práctica, en esa materia y hasta no hace tanto fui profesor sobre Instituciones de Derecho Público en Ciencias Económicas de la UBA durante 16 años. Lamento tener cada vez menos tiempo para dedicarle a la academia o a la producción teórica, pero no las abandono. Estos temas forman parte de mi vida en el día a día. Todos los días.
¿Cuál es pasión a parte del trabajo?
Toda la actividad deportiva. Básquet, vóley, tenis, el fútbol y mi amor por San Lorenzo…. El deporte es mi otra pasión.
¿Un libro preferido?
De pibe, en Bahía, me pasaba el rato en una biblioteca de la calle Colón; la biblioteca Bernardino Rivadavia. Buscaba libros, diarios viejos… Mi vieja en lugar de mandarme a la biblioteca, me ponía como penitencia que no fuera (risas). Linda época. Don Segundo Sombra, de Güiraldes, es un libro que me marcó de chico.
¿Una película?
Te diría Cuatro bodas y un funeral. Pero hay que negarlo Benjamín, eh… me quedo con el Secreto de sus ojos.
¿Una comida?
El asado con amigos y malbec, en cualquier orden (se ríe).
¿A quién admira?
Mi viejo se fue joven, a los 60. Cada vez que tengo algún logro, alguna alegría, hago un guiño al cielo y me sigo acordando de mi viejo. A él lo admiro. Y a María Servini. La pasión por su trabajo, las horas y horas de dedicación, el estar al tanto de todo… Llegar a un lugar tan importante en una época en la que siendo mujer era muy difícil… No compartimos carácter eso sí, eh (suelta la carcajada). A ella la admiro profundamente.
¿Cuál es su deseo?
La vida es larga pero dura poco y hay que vivirla. La felicidad de las cosas, grandes o pequeñas de la vida de los que me rodean es muy importante para mí. Mi deseo son los deseos de mi familia, de mis amigos y de mi gente.